Pocas cantantes pueden jactarse de haber participado en un proyecto tan interesante como Christianes y, en el camino, lograr un hit del calibre de ‘Mírame Sólo Una Vez’. En su calidad de rostro visible del boom noventero del rock chileno, Evelyn Fuentes podría haber optado por un retorno grandilocuente y por enaltecer al pasado. Pero ella prefirió conservar la mesura e ir paso a paso. El 2008 la vimos regresar paulatinamente, colaborando en el recomendable Boo Boo de Francisco Pinto, haciendo una que otra tocata y subiendo canciones a MySpace. Una sana opción para alguien que acumulaba más de una decada de inactividad.
Ahora, con su debut solista en la mano, Evelyn Fuentes nos invita a un viaje emotivo y personal. Sin Culpa es un disco bipolar, caracterizado por el choque entre una producción precaria y una voz rebosante de recursos. También es una placa atrevida, despojada de aderezos instrumentales y moldeada sólo a base de guitarra y viola da gamba. El juego de cuerdas caracteriza a todas las canciones del álbum, dándole un tono uniforme y coherente, capaz de cautivar a quienes prefieren la serenidad antes que los sobresaltos.
Aunque el ambiente íntimo y reposado se mantiene inmutable en cada una de sus 11 pistas, Sin Culpa tiene cortes que descollan. ‘Envuelta en Llamas’, ‘Acompáñame’, ‘Corre Agua’ y ‘Viajo Sin Tocar la Tierra’ no son precisamente hits, pero muestran el lado más accesible de un trabajo que -quizás por mera logística- ya se caracteriza por ser acogedor. Una reaparición que, si bien no es en gloria y majestad, cumple a cabalidad con la tarea de mostrarnos que esta cantautora decidió madurar en vez de añejarse.