Pensar en la dominación que ejerce el poder (económico, político, simbólico) sobre nuestras sociedades es uno de los tantos temas que atraviesan el repertorio de Evelyn Cornejo en este debut homónimo, o mejor dicho, reedición de su debut original de 2009 y ahora remozado bajo el logo del Sello Azul. Ésa y otras temáticas de índole amorosa, siempre descritas con un emotivo uso de la metáfora y la fábula, son los componentes de un trabajo que se inunda de sonidos latinoamericanos y del folclor nacional para sacarle punta al lenguaje y canalizar a través del pop un mensaje que supera con creces al del resto de su generación.
Desde la canción que abre este disco, ‘América’, hasta la versión de Violeta Parra con la que se cierra, ‘Versos pa’ la niña muerta’, Evelyn Cornejo sorprende con una voz serena, que traspasa con destreza la angustia y la paz por partes iguales. Asimismo, los matices con los que juega su entonación son respaldados por un acertado trabajo instrumental, en donde la guitarra –principalmente acústica, pero que no le teme a la electricidad- comanda una orquesta de percusiones y arreglos que evocan al imaginario mapuche y a los protagonistas de una historia urbana y particularmente chilena.
Este detalle es fundamental: el álbum de Evelyn Cornejo evidencia una intención por responder a la realidad nacional, pero no desde lo coyuntural –que sería demasiado obvio-, sino desde un ejercicio a menor escala que nace desde el lenguaje. Los pacos, el guanaco, ser pajarón, encalillarse o engrupir son modismos que Cornejo usa para anclar su disco en un terreno local y eso –en tiempos donde los nuevos creadores pop lo único que quieren es borrar cualquier huella de chilenismo, para así responder a la supuesta demanda internacional-, es un característica que define el temperamento de esta creadora.
Por eso, en pasajes como ‘Alerta’, ‘País de cobre’ o ‘La huelga’, el canto de Evelyn Cornejo se transforma en una crítica a las tragedias que sacuden la vida cotidiana de este lado del mundo. De hecho, su ‘Carmela’ recreada a partir de “La pérgola de las flores” demuestra el desprecio por las asimetrías del sistema que conocemos, ya que en donde antes se escuchaba la ensoñación por el progreso que trae la ciudad, ahora, gracias a la impronta de Cornejo, se transparenta la vigente miseria de ese mito de nuestra cultura popular.
En el caso de sus relatos amorosos pasa lo mismo. “Planta medicinal”, “La gallina y el león” y “Los ratones” son muestras de la ingeniosa narración de Cornejo. En estos casos, las historias más o menos sentimentales juegan con la trama, los personajes y los espacios para elaborar un discurso lúdico y que se intuye bastante alejado del dramatismo de manual.
Por su apuesta sonora y por la diversidad de temáticas sociales que se atreve a proponer, el debut oficial de Evelyn Cornejo es la demostración de cómo la canción popular puede aunar diversos estilos –acústicos, folclóricos, sudamericanos- para responder a la historia que se vive a pulso, atenta a las cuestiones del día a día, pero también a los grandes asuntos que se esconden y que asumimos como naturales.