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Duran Duran: Los profesores

Duran Duran: Los profesores

Se escuchan truenos a través de los parlantes, los focos relampaguean, aparecen los Duran Duran y el vocalista Simon Le Bon de inmediato irrumpe con un grito. La escena ocurrió así este domingo en Santiago, pero también fue exactamente del mismo modo en Sao Paulo, el fin de semana pasado. Y salvo por un detalle, fue casi igual el sábado en Buenos Aires, hasta con la misma ropa. Es un signo de los tiempos: las bandas salen de gira y repiten los trucos en cada una de las ciudades. Quizás siempre fue así, pero ahora podemos verlo.

Algunos responden a las obligaciones de una gira tocando en piloto automático. De tanto repetir la colección de grandes éxitos, la gastan. Otros, como Duran Duran, se toman el trabajo en serio y terminan dando lecciones. La primera cátedra es impartida por Simon Le Bon, que sigue siendo un frontman en plenitud. No solo conserva su voz en buen estado, también asume el rol en propiedad: maneja los tiempos del show, se mueve con prestancia por el escenario y acapara las miradas cuando se calza una camisa de un verde insólito. Por añadidura, sabe compartir la primera línea del escenario con las dos estupendas coristas que lo acompañan. El dúo que hizo con Anna Ross en ‘Come undone’, cachondo, hipnótico, fue uno de los mejores panoramas de este domingo.

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Fotos* Maira Troncoso

La otra cátedra la imparte el bajista John Taylor, que se luce en la mayoría de las canciones. Las frecuencias graves retumban durante todo el concierto, pero son particularmente contagiosas cuando Duran Duran deja ver la fibra funky que subyace en muchas de sus canciones. ¿Ejemplos? ‘Notorius’, ‘I don’t want your love’, ‘Girls on film’, ‘Rio’ o ‘Planet Earth’, más cargada al disco y con un homenaje como coda: mientras se veía al joven David Bowie en la pantalla gigante, Duran Duran tocaba su propia versión de ‘Space Oddity’. El cuadro se completa con matices diversos, sobre todo aportados por el guitarrista Dominic Brown, pero casi siempre el resultado es en formato bailable. Y si hay que tomar un respiro, para eso Duran Duran tiene canciones inmensas como ‘Save a prayer’ u ‘Ordinary world’, que salió como una postal en movimiento, con el sobrevuelo de un helicóptero incluido. De las quince que tocaron en Santiago, quizás las únicas que no tienen categoría de hit sean las del más reciente Paper gods, que tampoco destiñen. Y eso que dejaron fuera ‘The reflex’, otra apuesta segura.

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Fotos* Maira Troncoso

En fin, es curioso lo que el tiempo ha hecho con Duran Duran. Alguna vez fueron modélicos en el cruce entre música e imagen. Sus videos, sus fotos, sus conciertos eran buenos ejemplos de las posibilidades audiovisuales que se le abrieron a la industria discográfica durante los ‘80. Si querían, podían no solo insertar un solo de saxo en ‘Río’, sino también situarlo en una balsa sobre el mar. Al lado de sus colegas de cartel en Lollapalooza, hoy parecen escénicamente sobrios. Y sin tanto artificio visual, lo que destaca es su inmensa cantidad de éxitos. Ahí está la última lección de los profesores Duran Duran: aun hoy, eso es más que suficiente para hacer un buen show de música pop.