Discos
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Annie Clark, más conocida como St. Vincent, ha cambiado; o, por lo menos, eso da a entender la portada de su reciente álbum homónimo. Lejos quedó la chica de rizos oscuros que rogaba matrimonio. Ahora, una reina alienígena de cabello plateado habla sobre el futuro.
¿Qué pasa cuando una banda que podría considerarse alternativa alcanza la masividad total? ¿Qué pasa con su hambre, con su esencia? ¿Cambia o se mantiene? En el caso de Arcade Fire, la respuesta es una combinación de ambas. Y es que al haber alcanzado el status de cabeza de cartel, los canadienses tenían la libertad de hacer lo que quisieran (como ha demostrado tanto la campaña previa a este elepé como su promoción). Eso es “Reflektor”: el disco doble que querían hacer. Un trabajo que muestra a las claras su nueva categoría de “grande”, a costa de su urgencia.
Años atrás, Black Francis encontró a Kim Deal publicando en los avisos clasificados que necesitaba una bajista. Y no hace tanto, Ryan Merchant fue quien, utilizando Craigslist (página web donde la gente busca y ofrece servicios), encontró al productor Sebu Simonian. Comenzaron creando canciones para empresas como Honda y Wal-Mart bajo su productora Lazy Hooks, y desde ahí evolucionaron hasta convertirse en Capital Cities. Han declarado que trabajar escribiendo música para comerciales fue un verdadero entrenamiento para la vida que llevan ahora, y eso se nota.
En realidad, éste es el tercer EP de Pixies. Primero estuvo el homónimo que lanzaron en el 2002, aunque está formado por canciones grabadas a fines de los ‘80. El segundo es el ya conocido “EP-1” del 2013, material creado sin la adorada bajista Kim Deal y presentado como el regreso oficial de la banda. A pesar de que este trabajo proviene de la misma sesión, fue lanzado aparte y con meses de diferencia. En esos días ya se anunciaba un “EP-3” para abril (que finalmente se adelantó para marzo), mientras el grupo confirmaba más de treinta presentaciones a lo largo de Latinoamérica donde tocarían con Paz Lenchantin, la reemplazante de la reemplazante de Deal.
“Si el mundo sólo se callara, sólo por un momento, tal vez empezaríamos a escuchar el distante ritmo de un joven y enojado sonido”. Con esas palabras plasmadas en su álbum debut, “Silence Yourself”, las inglesas Savages nos piden silencio. Piden que nos callemos y que escuchemos lo que nos pueden ofrecer. Porque, si lo hacemos, nos encontraremos exactamente con lo que prometen.
Tal vez un disco titulado “The Suburbs”, con una portada difusa que deja entrever un auto, una casa y un árbol no sea precisamente algo atractivo. La unión entre carátula y título parece muy literal para ser cierta. Pero ese mismo álbum ha recibido gloriosos premios y cuantiosos elogios por parte de la crítica. ¿Qué es lo que lo hace tan grande? ¿Será su temática, su lírica, sus sonidos barrocos? ¿Su innovación extraña, tal vez? Es difícil decirlo, porque a fin de cuentas la respuesta es una mezcla de todo aquello y más.
El álbum que inspiró a Billy Corgan, a PJ Harvey y al mismísimo Kurt Cobain. El hermano grande de “Come On Pilgrim”. Con mal desempeño en las listas cuando salió, ahora es habitual encontrar a “Surfer Rosa” dentro de ránkings de mejores discos. Crudo y sucio, se caracteriza por voces violentas y temáticas bizarras. Ni hablar de su heterodoxo proceso de grabación, donde algunos coros fueron registrados en el baño del estudio. Dentro de todo, una obra marcada por la constante intención, casi con urgencia, de sonar diferente a lo establecido.
Los músicos que lanzan un primer álbum, si continúan haciendo carrera, deberán tarde o temprano enfrentar la presión de su sucesor. Los artistas que tienen discografías tremendas y sacan nuevo material tienen un obstáculo de mayor dificultad que superar: el legado. Que su propio catálogo sea el sistema de medición con que estas canciones “modernas” sean analizadas. Y cuando se trata del regreso de un grupo como Soundgarden, icónico dentro de su género, todo se vuelve aún más complejo.
Tras haber logrado uno de los mejores debuts de su década (y de este siglo) con “Funeral” en el 2004, había expectativas no menores en lo que podría hacer Arcade Fire a continuación. Si bien la verdadera y transversal masividad aún estaba a algunos años de distancia, era innegable que el conjunto ya había atraído la atención tanto de la prensa musical como de aquellos que están siempre a la búsqueda de “la próxima gran cosa”. En unos y en otros se repetía la pregunta: ¿cómo afrontarían los canadienses la posibilidad de sufrir el síndrome del segundo disco?
Cuando New Order comenzó el proceso de grabación del disco “Waiting for the Sirens’ Call” (2005) se creó una interesante cantidad de material, pero no todo fue usado. De esas composiciones no incluídas se rescataron las ocho que encontramos en “Lost Sirens”, cuya fecha de lanzamiento se retrasó debido a problemas de derecho de autor entre Peter Hook (a estas alturas, ya ex bajista de la banda) y los demás involucrados.
Win Butler y Josh Deu se conocieron en el colegio, entraron a la misma universidad y crearon una banda. La bautizaron Arcade Fire. El primero cantaba, el segundo tocaba guitarra. Poco a poco, se unieron nuevos integrantes. Llegó el verano del 2003 y grabaron un EP homónimo que recibió críticas positivas, en su mayoría. Cambiaron de formación. Y el frío invierno del 2004 arribó, acompañado del fallecimiento de nueve familiares de miembros del grupo. En esos momentos, el nombre “Funeral” sonaba perfecto para su disco debut.
La carrera de Karin Dreijer comenzó en los ’90 como vocalista de la banda Honey Is Cool, cuyo manager era su hermano Olof. Desde el momento en que los dos inquietos hermanos unieron esfuerzos y crearon The Knife, sus discos han pasado del dance-pop con tintes experimentales y siniestros a ser de todo, menos dance y pop. Colaborar junto a Planningtorock en “Tomorrow, in a Year” (2010), banda sonora para la obra teatral sobre la vida y cartas de Sir Charles Darwin, abrió más aún esa nueva perspectiva que se esbozaba en “Silent Shout” (2006): deconstruir sus propias canciones, sacudir los conceptos previos y dar un salto hacia lo inesperado.
Foals, banda oriunda de Oxford, cuenta con tres discos a su haber. “Holy Fire” es el tercero y, además, el “distinto” en relación a sus predecesores. Grabado en Londres, es difícil de clasificar dentro de algún estilo; hay quienes lo definen como parte del post-punk, mientras que otros lo catalogan de rock alternativo o incluso de art rock. Pero la única manera de saber como suena es la obvia: simplemente escuchándolo.
Portugal. The Man llevaba siete discos bajo el brazo, cada uno lanzado casi anualmente. La banda tenía claro que la sicodelia era lo suyo, que con ritmos pegajosos y una voz tan especial como la de John Baldwin Gourley se domina el mundo. Pero algo faltaba. Y es ahí cuando se abrió el cielo y de lo alto bajó el Rey Midas con afro también conocido como Danger Mouse, quien acordó co-escribir y producir su siguiente álbum.
Mariana Montenegro y Milton Mahan se conocen. Se agradan. Se vuelven amigos. Se enamoran, pololean. Como Dënver lanzan “Totoral” en el 2008 y “Música, Gramática, Gimnasia” en el 2010. La pareja deja de ser pareja en algún minuto misterioso e inubicable en la línea temporal, pero la banda sigue siendo banda. Gana fama, le llueven elogios. Y este año recibimos su más reciente trabajo, “Fuera de Campo”, pese a las confusas declaraciones sobre la separación del grupo. Ya va a llegar el día en que comprendamos qué ocurrió, pero en realidad ni siquiera importa. Porque, al fin y al cabo, están juntos.