Hace poco menos de un año, recuerdo haber estado sentado en la Sala Isidora Zegers escuchando a Diego Lorenzini interpretar sus canciones junto a una guitarra acústica. Mi acompañante de ese momento -muy fan del talquino- cantaba los temas al igual que todos los presentes en el lugar, y entre un factor y otro, lográbamos generar un ambiente íntimo y cómodo. Mal que mal, estábamos viendo a un hombre con su guitarra, escuchándolo decir que “tu amor es como un billete de luca” con voz suave, tirando una que otra talla entre medio. ¿Qué cambia entonces con De algo hay que morir, el nuevo álbum de nuestro amigo nuevo? Pues, básicamente, nada.
Creo que no es secreto para nadie que Lorenzini es uno de los grandes compositores de la música chilena actual, y también uno de los más versátiles, yendo desde el rock más bailable con Tus Amigos Nuevos, hasta una cueca de contenido histórico, como ‘Viva Chillán, una crueldad innecesaria’. Las comparaciones son odiosas, y quizás esta venga a pito de nada, pero decir que Diego está cercano al nivel de Álvaro Henríquez en los 90, con todo lo realizado en las distintas épocas de Los Tres, no sería nada descabellado, en especial si escuchamos Pino (2016) y el nuevo disco de corrido, en donde comenzaremos a notar los avances en su carrera como arreglista y creador de canciones. No quiero sonar tajante, pero ojo acá: estamos frente a un tremendo músico, y quizás no le estamos dando toda la atención que realmente merece.
¿Qué hay de nuevo acá? Pues un “classic Diego Lorenzini”. Podemos oír simples versiones de estudio de lo que ya habíamos estado escuchando antes en las tocatas, pero con arreglos y colaboraciones que mejoran en un cien por ciento la experiencia de disfrutar su música. Las voces invitadas corresponden a Niña Tormenta, Simón Campusano, Chini.png, Rosario Alfonso, Javier Bobbert, Cristóbal León y Erlend Øye, quienes, sumados a los nuevos arreglos de estos temas (en comparación al vivo), generan un puñado de excelentes composiciones que se hacen cortísimas, a pesar de que son 17 pistas en los tiempos inmediatos de Spotify.
Quizás no sea una pregunta importante, pero dado que las tonadas ahora son diferentes, ¿es mejor escuchar el álbum que ir a ver al músico a las tocatas? Fuera de que te guste ir mucho a presentaciones de este tipo, yo creo que son dos cosas completamente distintas, y es eso justamente lo que hace brillar a Lorenzini con este disco en particular. Pongo un ejemplo: creo que la producción de ‘La Amenaza‘ en Pino es insuperable, y eso es casi imposible replicarlo en vivo. Sin embargo, los temas de este álbum brillan siempre con luces propias en ambos formatos, logrando entregar experiencias igual de buenas por separado, y eso es algo muy difícil de lograr, sobre todo cuando sus shows constan de él, su guitarra y nada más.
La pregunta del millón es, entonces, ¿De algo hay que morir, lo nuevo de Diego Lorenzini, es uno de los postulantes serios al álbum del año en la música chilena? Teniendo en cuenta lo que nos pasó en 2018, puedo decir, a título personal, que sí, lo es, y vaya que me alegra saber que se puede hacer algo como esto en 2019.
Resumiendo: Es uno de los mejores discos que ha salido este año, y si no lo has escuchado, no te lo puedes perder.
Lo mejor: ‘Soy un corpóreo…’, ‘Me voy a Valparaíso’, ‘Pony’, y en verdad pondría todo el disco acá.
Nota: 9/10