“La noche oscura es el emerger de Dios dentro del alma, la cual es depurada en su ignorancia e imperfecciones (…). Así Dios, secretamente enseña al alma y la instruye en su perfección de amor, sin hacer nada o sin entender la naturaleza de las contemplaciones”.
No sabemos si el Dios al que se refiere San Juan de la Cruz al hablar de la noche oscura del alma es la figura dual que componen Mark Linkous (celestial y polémica cabeza de Sparklehorse) y el genio Danger Mouse (medio Gnarls Barkley y productor de obras maestras como “Demon Days” o “Modern Guilt”) o se refiere a otra entidad etérea. Por su parte, esta dupla ya había dado sus frutos en el excelente “Dreamt for Light Years in the Belly of a Mountain” hace tres años. Aún así las segundas citas suelen ser mejores y eso lo confirma este “Dark Night of the Soul”.
Una colección de oníricas canciones para escuchar por la noche, ya sea sólo o acompañado. La estremecedora belleza de temas como “Revenge” o “Everytime I’m With You” contrastan con la fortaleza de “Pain” o los accesos de terrorismo sonoro de canciones como “Insane Lullaby” y “Angel’s Harp”. Una disparidad de géneros que no hace sino facilitar una increíble homogeneidad sonora en el producto. Caso aparte es el carrusel de colaboraciones del disco desde popes de la modernidad como Julian Casablancas (“Little Girl”) o la encantadora Nina Persson arrullándonos en “Daddy’s Gone” y Suzanne Vega haciendo lo propio en “The Man Who Played God”; pasando por leyendas vivas como Iggy Pop (como no podía ser de otra manera, en la citada “Pain”) o Black Francis (“Angel’s Harp”). No hay que olvidar el inmenso aporte de Vic Chesnutt en el tema con tintes a lo Angelo Badalamenti que da nombre y cierra el disco.
¿Casualidad en la referencia al creador de las partituras de “Blue Velvet” o “Mulholland Drive”? En ningún momento, ya que el mismísimo David Lynch es la tercera punta del tridente junto a Danger Mouse y Linkous. El icónico director se ha encargado de la factura visual del proyecto con una serie de proyecciones y fotografías para la promoción del álbum. Un verdadero caprice de dieu.