Si lo que algunos esperaban encontrar este viernes 28 de mayo en el concierto de Yann Tiersen era una presentación de sus clásicos de Amelié y doctas y correctas interpretaciones de piano y violín, se llevaron una gran sorpresa. De vuelta en Chile, el prodigioso multi-instrumentista francés llegó con un show, de frentón, rockero, y que adquiere un tinte electrónico con la incorporación de sintetizadores. En el marco de la presentación de su último trabajo, Dust Lane (que por distintas razones todavía no sale al mercado), Tiersen dejó un poco de lado sus éxitos anteriores y se volcó en la misión de mostrar lo nuevo en su repertorio.
El encargado de telonear el concierto fue el chileno Fernando Milagros, que se hizo acompañar de los chicos de Philipina Bitch. “Me siento como José Feliciano tocando sentado”, bromeó Milagros tras su primera canción. Un listado que incluía canciones como ‘Río’, ‘Nadadora’ y ‘Avenida Perú’, fueron la antesala precisa para el galo. Incluso, al final del concierto, un par de señoras de edad se acercaron a la mesa de sonido a preguntar ‘quién era el chiquillo que tocó al principio”. Una gran forma de empezar la jornada.
Pasadas las diez de la noche apareció el acto esperado por todos. Vestido de manera sencilla y en compañía de cuatro músicos, Yann se dejó caer sobre el escenario de un teatro repleto y expectante. Violín en mano, el músico partió con uno de los tracks incluidos en su disco aún no publicado. ‘Count Down’ fue el preámbulo de lo que se vendría: una explosión de sonidos bien elaborados, acompañados por el bajo poderoso de Stephane Bouvier, la guitarra de Robin Allender, el baterista Dave Collingwood y Lionel Laquerriere en teclados.
Un suspiro colectivo inundó el lugar cuando Tiersen interpretó en violín las primeras notas de ‘Sur le Fil’, composición incluida en el soundtrack de Amelié. Fue una versión más poderosa que la clásica que escuchamos en la banda sonora, donde, a diferencia de esta vez, el instrumento protagonista es el piano. Los demás músicos abandonaron el escenario – o, mejor dicho, se camuflaron entre las sombras- y el francés se mantuvo de pie en el centro del mismo, incendiando las cuerdas con una fuerza y pulcritud que pocos saben combinar.
Luego de dos salidas falsas y con el público de pie, aplaudiendo y disfrutando, Yann Tiersen se despidió de los chilenos con un tímido “Gracias”. Fue una performance que, si bien pudo decepcionar a quienes esperaban otra cosa, tuvo momentos hermosos y alucinantes. Aunque muchos lamentaron no verlo sentado en un piano, el maestro parecía tener veinte años nuevamente, derrochando energía y calidad. Yann: gracias a ti.