Cómo cambian las cosas en cuatro años. Cuando corría el 2011 y Warpaint sorprendía en el Centro Cultural Amanda dejando en claro que la armonía musical que logran juntas traspasa cada pieza que interpretan, difícil era imaginar la mutación que llegaron a alcanzar en este corto periodo de tiempo, y la madurez sonora con la que regresarían a Chile.
Dejando atrás la serie de coincidencias que las acompañan desde su nacimiento como agrupación, que de alguna u otra manera hicieron que el nombre del proyecto se fuera posicionando rápidamente entre los buscadores de nuevos sonidos, Emily Kokal, Theresa Wayman, Stella Mozgawa y Jenny Lee Lindberg, volvieron para reafirmar que lo que tienen para entregar es algo digno de apreciar.
Con un público inquieto y dispuesto tras la presentación de The Dagger Complex, las cuatro cantantes salieron a escena para darle inicio a un pulcro viaje, que pudo sopesar las complicaciones de sonido que presentó el lugar.
Los primeros segundos de ‘Bees’ inundaron el lugar con los gritos fanáticos y captaron la atención de quienes no terminaban de entender de qué se trataba realmente lo que traían las californianas en su repertorio. Con un impecable repaso por The Fool con temas como ‘Composure’ y una coreada ‘Undertow’, Kokal dio argumentos para justificar todos los halagos que los asistentes entregaba entre canción y canción.
Para este punto del espectáculo, las cuerdas de Theresa contradecían el coro de ‘No Way Out’ que asegura no encontrar el lugar correcto donde dirigirse. Warpaint parece tener el camino claro, y la cátedra que entregan como banda si de armonía hablamos, hace que éste sea un bastante luminoso para el futuro.
La ya clásica fusión entre ‘Intro’ y ‘Keep It Healthy’ dio el comienzo a un nuevo nivel dentro de la presentación, punto en que las imperfecciones acústicas del lugar pasaban a segundo plano con la pasión que Stella Mozgawa le entregó a su batería.
‘Love is to Die’ transformó a Blondie en una fiesta que pasó por una montaña rusa de emociones musicales tan puros como ‘Biggy’ y empáticos como ‘Billie Holiday’, canción que anunciaba la llegada de uno de los éxitos más esperados por los asistentes: ‘Elephants’, track con el que las cuatro mujeres se despidieron para regresar minutos más tarde entre el clamor de una masa que quedó fácilmente silenciada cuando el encore comenzaba con ‘Baby’.
Es este punto uno de los más rescatables de esta sesión de Converse Rubber Tracks, puesto que sólo bastó la cálida vocalidad de Emily para que -hasta esa raza de público que parece disfrutar hablando mientras las presentaciones van aconteciendo- respetara el silencio que la canción merece.
Warpaint se transforma en sinónimo de capas musicales en el fin de este regreso. Como si hubiese estado perfectamente planeado, la bola disco de Blondie fue el invitado perfecto para ‘Disco//Very’, trayendo de vuelta el baile al espacio que tan inundado había quedado por la calma que se había formado con ‘Baby’.
La mutación de las músicas va más allá de su apariencia física, y ese cambio quedó reflejado en ‘Krimson’. Warpaint no necesita más que “un pequeño cuarto para balancearse”, como exclama la composición que dio cierre a un show lleno de convicción instrumental. Cada pieza de esta máquina es fundamental, cada aporte de parte de las estadounidenses es igual de relevante, y en conjunto logran transformar los espacios en una transición anímica que ya muchos artistas quisieran poder transmitir.
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