En un 2011 donde el circuito de conciertos se ha encargado de hacer justicia con varias deudas pendientes, este viernes en el Bicentenario de La Florida era el turno de que se pagara una de las grandes. Puede ser un concepto repetido, pero no por ello es menos cierto: System of a Down es parte fundamental de la banda sonora de miles de ex adolescentes que ayer asistieron en masa a encontrarse con ellos.
Sabido es también el impacto del cuarteto armenio-americano en la actual camada de jóvenes, merced del doble combo que es “Mezmerize”/“Hypnotize” (ambos del 2005). La sorpresa vino del otro lado: señores de hasta 60 años, capeando el frío con chaquetas abrochadas hasta el cuello, escuchando -y cantando- a la par con las nuevas generaciones. Esto no es un detalle menor o una trivialidad innecesaria. Es una señal clara y potente de que éste es un grupo que ya pasó al siguiente nivel. Salió de su nicho, lo superó hace rato y lo ha hecho de forma global. Se ha vuelto transversal, característica inequívoca de las bandas grandes e indiscutibles.
Si alguien esperaba una cita nostálgica, se equivocó medio a medio. Lo de anoche fue una andanada de potencia y talento que no daba espacio a ensoñaciones. Sin aspavientos innecesarios ni intervenciones por el libro, lo que proyectaron de principio a fin fue el relajo y la alegría que les producía estar arriba del escenario, juntos y frente a un público al que, según dijo Serj Tankian a mitad del concierto, habían esperado quince años visitar. Puede sonar a línea de cartón, e incluso hay quienes dirán que su referencia a la lucha de los estudiantes chilenos antes de ‘Deer Dance’ haya sido un cliché. Pero no hay guión que aguante la diatriba que disparó en contra de Estados Unidos, asegurando que Henry Kissinger debería ser hecho ejemplo y pasar el resto de su puta vida en una cárcel de Santiago por su papel en el golpe de Estado de 1973.
Fueron 26 canciones, entre las cuales estuvieron casi todos los singles, combinando sin problemas lo imprescindible (y es que era tan fundamental que tocaran ‘B.Y.O.B.’ como que hicieran ‘Suite-Pee’, el tema que abre su ópera prima) con momentos menos radiales. System of a Down sabía que estaba tocando para una audiencia que no era ajena a su discografía, y la gente lo demostró rompiéndose la garganta tanto en los singles más conocidos -de hecho, Tankian no podía creer que se supieran la letra completa de ‘Sugar’- como en canciones más oscuras. La casi funkera ‘Viscinity of Obscenity’, ‘Forest’ y una ‘Radio/Video’ atronadora, todas fueron entonadas a rabiar por buena parte de los presentes.
La química musical en vivo de Malakian -el segundo maestro de ceremonias, hiperkinético y notable-, Odadjian y Dolmayan es patente, con su vocalista uniéndoseles en algunos temas (guitarra en ‘Aerials’ y ‘Question!’, teclado en otras tantas). Es cierto, fue un set más corto que en Brasil y Argentina. Es verdad, no hubo ‘Innervision’, ‘Spiders’ ni ‘Atwa’. Pero hay que ser un amargado para no agradecer lo vivido ayer en La Florida. La entrega (por ambas partes, todos estuvieron a la altura), la potencia, un set generoso en cuanto a sus primeros discos (tocaron “Toxicity” casi entero, aunque el daminificado fue “Steal This Album!”, del cual no hubo ningún track). Habrá quienes todavía aleguen. Siempre los hay. Sin embargo, es mejor quedarse con aquellos que, a la salida, llamaban por teléfono sólo para decir que habían visto el concierto que les faltaba ver.
SETLIST
‘Prison Song’
‘Soldier Side (Intro)’
‘B.Y.O.B.’
‘Needles’
‘Deer Dance’
‘Radio/Video’
‘Hypnotize’
‘Question!’
‘Suggestions’
‘Psycho’
‘Chop Suey!’
‘Lonely Day’
‘Bounce’
‘Kill Rock ‘n Roll’
‘Lost in Hollywood’
‘Forest’
‘Science’
‘Holy Mountains’
‘Aerials’
‘Vicinity of Obscenity’
‘Tentative’
‘Cigaro’
‘Suite-Pee’
‘War?’
‘Toxicity’
‘Sugar’