Miércoles 18 de abril, Teatro Caupolicán
Foto por Nicol Vásquez
Era la segunda noche para Steven Wilson en nuestro país. Los comentarios de un show perfecto y emocionante habían llegado a oídos de muchos. No se equivocaban. Lo que se logró sentir y vivir ayer en el recinto de San Diego fue parecido a poder viajar entre las fibras de una tela muy fina, dejarse llevar y entender claramente cada uno de los nexos que unen la amalgama de sonidos, cada una de formas que la componen.
Es lo que logra el fundador de Porcupine Tree. Con toques elegantes de genialidad ha conseguido que su trabajo como solista, con las placas “Insurgentes” y “Grace for Drowning” lo lleven al punto más alto de su arte, considerando la gran cantidad de excelentes proyectos en los que ha participado. Esta mirada en solitario tiene una introspección especial. Es él, descalzo sobre el escenario, tal como en su infancia, como siempre. Pero proyectando lo que él desea, dirigiendo a cada uno de sus músicos con un desplante y puesta en escena interesantísimos.
La mística fue evocada desde el primer minuto con un telón semitransparente que proyectaba visuales sobre la banda, dejando entrever que lo más importantes no son ellos, sino la furia y distinción con la que logran emitir melodías. Y esto se consiguió gracias a un grupo excepcional de intérpretes. Como el mismo Wilson declaró terminado su show, “son tan buenos como alguna vez hubiese querido ser yo”. Una posibilidad abierta, pero que no negaba la genialidad de un tipo que desde pequeño logró consumir al mismo tiempo “The Dark Side of the Moon” de Pink Floyd y “Love To Love You Baby” de Donna Summer.
Fue recién en el cuarto tema de la tanda, con la espectacular densidad de ‘Sectarian’, cuando el telón cayó, creando conexión al fin entre banda y audiencia. Todo para que Wilson se encontrara con un público demasiado entusiasta, más de lo que parecía estar acostumbrado. Los gritos que no lo dejaban hablar y las comparaciones de los vítores locales con fútbol no se dejaron esperar por parte del inglés.
Así fueron cayendo ‘Remainder the Black Dog’, llena de quiebres y cambios espectaculares; la tremenda ‘Harmony Korine’ y, ya casi terminando (gracias al esfuerzo del vocalista por silenciar a los fanáticos), la extensa ‘Raider II’, un viaje épico de poco más de 20 minutos que dejó a todos boquiabiertos por convertirse en una montaña rusa de rock progresivo.
Pasado esto llegó el ocaso de la jornada, que trajo máscaras incluidas y ‘Get All You Deserve’, un tema increíble, pero que serviría sólo como entrada para lo que todos esperaban. Los asistentes ya estaban informados: al final del concierto podrían escuchar a Wilson invocar a su banda de origen. Así llegaron ‘Lazarus’ y ‘Trains’, los regalos correspondientes que llenaron el corazón de los seguidores de Porcupine Tree. Era el vocalista, el músico arriba del escenario con su guitarra, entregando a través de dos de sus creaciones más simples una muestra que para ser genio se deben manejar al mismo tiempo las artes de la mente y las del corazón.
SETLIST
1. No Twilight Within the Courts of the Sun
2. Index
3. Deform to Form a Star
4. Sectarian
5. Postcard
6. Remainder the Black Dog
7. Harmony Korine
8. Abandoner
9. Veneno para las Hadas
10. Luminol
11. No Part of Me
12. Raider II
Encore
13. Get All You Deserve
Encore 2
14. Lazarus (original de Porcupine Tree)
15. Trains (original de Porcupine Tree)