La música de Sigur Rós se podría ver como una puñalada al sistema discográfico anclado en el Easy-Listening, el Pop plano y el Rock de tachas y metal más trasnochado. Los que podrían haber sido descendientes bastardos del noise de My Bloody Valentine y la música experimental (comercial) de Radiohead se han terminado por decantar, como Tony Blair en los noventa, por una tercera vía. Nada se crea ni se destruye, sino que se transforma. La banda islandesa se embriaga a partes iguales de la espiral ruidista de Kevin Shields y del chocante carisma de Thom Yorke, todo revestido de una tremenda espiritualidad ausente en la música occidental. Tras triunfar en medio mundo y en el pasado FIB, Jónsi y sus chicos se plantaban ante el público de La Riviera casi tan desnudos como aparecen en la portada de su nuevo disco. Hablo desde un punto de vista artístico, para su gira europea se han despojado de las candorosas Amiina y de las percusiones masivas, creando un ambiente aún más intimista. Sin tiempo para reaccionar, comienzan los primeros latidos de "Svefn-g-englar" (al contrario de la demás música, esta no tiene compases sino latidos). Una de las mejores composiciones de finales del siglo pasado que sirvió como una espléndida overtura. La organicidad de la música de Sigur Rós queda patente a la hora de acometer en directo temas como "Ný batteri" (un verdadero delirio extrasensorial) o "Við spilum endalaust". La sucesión de nuevos temas y antiguos se entrelazaban y fluían sobre el público que abarrotaba la sala madrileña. La explosión de júblio vino por parte de "Hoppípolla" (dotada de una extraordinaria belleza etérea) y por la jovial "Inní mér syngur vitleysingur". En no más de noventa minutos de concierto, se pasa del shoegazing de los temas del "Ágætis Byrjun" a la festividad de "Gobbledigook", que culminó con una colorista lluvia de confetti. Después dos últimos golpes "All Alright" y la desconcertante y perfecta coda que es "Untitled #8 (Popplagið)", que pusieron punto y final a una experiencia única. Sólo quedaba tiempo para restregarse los ojos y percatarse de que lo ocurrido había sido real.
Sigur Rós "Gobbledigook" (live @ La Riviera 11/12/2008)