El pulcro y escabroso ruido llamado Shellac
Fue una aberración sonora, mezclada con símbolos ruidosos y desamparados, y ese cierto dejo de humor negro, eso fue lo que dejaron los señores Steve Albini (voz, guitarra), Bob Weston (bajo) y Todd Trainer (batería) en un galpón Víctor Jara congestionado -en mucha oportunidades- de ondas sonoras insoportablemente hermosas. Shellac se comporto a la altura de lo esperado por el público visceral, intranquilo y ansioso que repletó el lugar. Y claro, era impensable que una banda tan esencial para la escena under estadounidense no satisficiera lo que suponíamos muchos, es decir, que reventara al público con un combo sonoro más que perfecto, y en momentos ser tan humorísticamente inciertos, como para dejar una sonrisa en nuestros rostros por el simple hecho de estar allí siendo testigo de lo que sucedía.
Presentando un repertorio poderoso, que descansaba en sus cuatro excelentes discos (aunque insólitamente descuidaron su ultima entrega del 2007, Excellent Italian Greyhound), lucieron una actitud punk muy pocas veces vista en nuestros escenarios, que se paseo desde el armado y desmontado de instrumentos, hasta el bis que el mismo Albini negó a cambio de dos canciones más sin vuelta (a seguir tocando, obviamente).
No hubo conducta alguna de “estrellitas del rock alternativo”, eran solo ellos y su sonido los que (literalmente) hacían la “pega”. Ni luces, ni parafernalia visual, solo la banda en pleno haciendo lo que mejor saben, crear música, incluso a través de esa rara declaración-poema de Albini, pidiendo silencio y cuestionándose tanto la vida, como su existencia, en un acento sumamente irónico e inteligente que muy pocos percibieron.
El publico cumplió saltando sin descanso, dejando las gargantas cansadas y molestando al trío en mas de una ocasión -con esa maldita insistencia de un souvenir- sin lugar a dudas en parte del show, convirtiéndose la presentación en mucho mas que solo las tres personas que integran Shellac. Sobre el escenario quedara para siempre la imagen de un Albini seudo-nerd que devoraba y purgaba su guitarra (con cambio de cuerda incluido), un Weston concentradísimo dejando en claro que no se juega con el, un Trainer potente y absolutamente preciso en sus golpes, y por ultimo, ellos tres haciendo las poses de un aeroplano, todo esto formaba, en mas de alguna retina incrédula, lo muy buenos músicos que son.
Sin lugar a dudas lo mejor en el ultimo tiempo, tanto a escala sonoro, como a nivel interpretativo. Y si alguna vez me dijeran que Shellac es el mismísimo infierno, estaría encantado de volver. Porque eso fueron, un infierno sonoramente apocalíptico y que probablemente nunca sea emulado por otra banda.
Vídeo: Shellac – Canada (Live @ Santiago de Chile 27.03.2008)
Fotos por Rodrigo Balladares