Texto por Seba / Foto por irooom’s
Carlos Santana Is God
Mucho se habló de la presentación de Carlos Santana y su banda el día miércoles, en la tercera jornada del Festival de Viña del Mar (el único evento en el mundo que lleva 50 ediciones, pero aún no tiene técnicos que ecualicen como la gente…). Más de alguien se convenció de ir al Arena Santiago por dicha transmisión, esperando algo similar.
A estas alturas del partido, después de haber estado ahí, y haberlo vivido, no me tiembla la mano al tipear esto: lo de este día viernes deja chico lo que hicieron el maestro mexicano y los suyos en la Quinta Región.
De verdad, los asistentes al recinto del Parque O’Higgins presenciaron un concierto que fue un lujo, lisa y llanamente. Puntual como pocos en estos lados (si empezó con 5 minutos de atraso, es mucho), Santana fue una máquina que atacó de la mejor manera: dos horas y fracción en que no pararon nunca por más de un minuto, mientras se pasearon a placer por sólo parte de la extensa y genial discografía de esta agrupación.
El setlist incluyó, cómo no, varios de sus eternos clásicos: Oye Como Va, Samba Pa’ Tí, Black Magic Woman/Gipsy Queen, No One To Depend On, todas sonaron y calaron el alma (y los huesos) del público extasiado. También hubo tiempo para los neoclásicos, en particular los correspondientes al disco Supernatural, de 1999 – sólo de ahí sacaron seis temas, entre los singles y demáses (mención especial a la increíble versión que hicieron de Yaleo, el tema que abre esa placa). Se puede argumentar que faltaron algunas (Europa, por nombrar alguna), pero no es como que estén cortos de material para escoger.
En lo que es sonido, salvo por un par de detalles, como el volumen de los micrófonos en algunas canciones, y una pequeña confusión que hubo en Smooth (que Carlos Santana arregló como sólo él sabe – alargando el solo de guitarra), todo fue de primerísimo nivel. Los instrumentistas, era que no, son extraordinarios, talentos puestos al servicio de las ideas y la genialidad de un tipo que, a sus 61 años (sí, 61) puede estar horas en un escenario, paseándose a lo largo y ancho de un estilo, el suyo propio, su propia versión de la world music. Un estilo que mezcla a placer ritmos latinos con jazz, blues con baladas, salsa con rock, como ha sabido hacer a lo largo de más de 40 años de carrera. Así dejó demostrado el artista y su banda en una noche de Santiago.
Ah, y como todo eso no es suficiente, Carlos Santana no encontró nada mejor que, en medio del show, largarse con el riff de una canción que… no estoy seguro, pero creo que se llamaba Purple Haze. Parece que se la escuchó a un tal Jimi Hendrix en un festival en el que estuvo el ’69. No sé.