GOD SAVE A FREDDIE
Escrito por Rodrigo Ferrari | Foto por Getty72
Queen+Paul Rodgers tenían todo para hacer del concierto de ayer, una de las buenas experiencias musicales del año. Era cosa de ver las caras de los asistentes antes del show y la desesperación de los que no lograban entrar y hacían largas colas, una vez iniciado el concierto. Sonaba "I Want to get Free" y afuera del estadio se escuchaba un aullido y la gente se agarraba la cabeza. Todos querían estar ahí.
Sin embargo, hay que decirlo, Queen+Paul Rodgers (wiki) se farrearon la noche. Era cosa de ver las caras de extrañeza de quienes abandonaban el estadio dos horas y media después. Si no hubiera sido por un cancionero cargado de himnos, la cosa ayer pudo terminar mal, muy mal.
Luego de un inicio prometedor y un público absolutamente entregado a lo que se le ocurriera a lo que queda de Queen, el show entró en un letargo inexplicable, lleno de improvisaciones musicales que intentaban demostrar el virtuosismo de Brian May en la guitarra y Roger Taylor en la batería. Canciones desconocidas, que sólo encontraban eco en los más estudiosos de la "nueva discografía" de esta sui generis banda. Poco a poco los aplausos comenzaban a ser más tibios y de manera insólita, las pifias se hacían -vergonzosamente- cada vez más apreciables. Cuando todo parecía irse a negro, Queen+Paul Rodgers lanzaron una batería de clásicos que incluyeron "Radio Ga Ga", "Crazy Little Thing Called Love" y "Show Must Go On". La nueva formación zafaba y el público se rendía ante los pies de los brítanicos. Todos éramos felices con tan poco.
Basta decir que los puntos más altos del concierto fueron un "Love of my Life" guitarreado por May y coreado -en perfecto inglés, hay que decirlo- por la totalidad del San Carlos de Apoquindo; y "Bohemian Rapsody" en una versión que incluía audios y videos originales de Freddie Mercury en vivo. La diferencia era notable y el éxito seguro.
Al final, un bis casi obligatorio, exigido por un público que a pesar del último y emotivo track, no estaba dispuesto a abandonar el estadio en esas condiciones. Vuelve la banda, tocan el single que da nombre a su album; El hit de Paul Rodgers y se anuncia la despedida definitiva al ritmo de "We Will Rock You" y "We Are The Champions". No hay más.
Es cierto y ya lo dijo John Deacon cuando se negó a ser parte de las múltiples resucitaciones que se han intentado tras la muerte de Mercury: él es irremplazable y todo esfuerzo que se haga por reinventar los memorables tracks que dieron nombre y fama a Queen, serán en vano sin él. Por otra parte, Paul Rodgers fue siempre claro en decir que él no pretendía imitar a Mercury, es sólo cosa de escucharlo. Su registro vocal es sideralmente distinto. Él traía su propio estilo y nuevos temas. Pero lo de ayer era el concierto que muchos de nosotros pensamos que nunca veríamos. Una de las bandas más grandes de la historia de la música venía a Chile y eso queríamos, algunas de las canciones más grandes de la historia. Pero debimos intuirlo. Ya nada será como antes y la única pregunta que me ronda es, ¿para qué lado se estará revolcando Freddie Mercury?
Rodrigo Ferrari
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