Rock in Rio, el festival que puso el nombre de Latinoamérica en lo más alto de la esfera mundial, cumple tres décadas de vida. La celebración que se esperaba para la ocasión debía ser acorde al peso histórico que la franquicia se ha ganado con el pasar de los años, tarea que en un inicio se está cumpliendo a cabalidad.
Las dificultades de la industria musical para mantener en pie eventos de gran envergadura durante mucho tiempo, no han existido para Roberto Medina y compañía: la venta de tickets más la inversión privada han permitido que Rock in Río siga existiendo, incluso saliendo del continente, haciéndose presente en Europa y llegando este año por primera vez a Estados Unidos.
Pero el reconocimiento global no es sólo por su vigencia y los grandes nombres que incluyen en cada versión, sino que también pasa por el fuerte homenaje a la industria local (caso opuesto al de los festivales que han aterrizado en Chile durante los últimos años). En el primer día de esta cita, se logra resumir esta premisa con el show que inauguró el Palco Mundo, escenario principal en cada una de las jornadas: un tributo a los 30 años del festival en voces de sus artistas locales. Desfilaron nombres como Ney Matogrosso (primer cantante en presentarse en el Rock in Río de 1985), Paralamas do Sucesso junto a Ivete Sangalo (quienes interpretaron a dúo “Uma Brasileira”) y Andreas Kisser (guitarrista de Sepultura, el cual deleitó a los más rockeros con “Ratamahatta”). Además, se realizaron diversos homenajes a maestros de la música popular brasilera, como la cantante y guitarrista Cássia Eller, el compositor y productor Lincoln Olivetti y Raul Seixas, conocido como el padre del rock brasileño.
Mientras en el Palco Sunset (el segundo escenario más grande en Cidade do Rock) seguían con la música nacional, Palco Mundo tomaba otra vertiente y se volcaba al público más joven. The Script y OneRepublic dieron gala de lo mejor del pop rock actual, convocando a esa hora a unas 80 mil personas en cada show. Los irlandeses, por un lado, iniciaron su setlist con ‘Paint The Town Green’ y ‘Hail, Rain or Sunshine’. El show -que no duró más allá de una hora- se completó con éxitos como ‘Superheroes’, ‘For The First Time’ y ‘Hall Of Fame’. Mientras tanto, los estadounidenses iniciaron su arsenal de pegajosos hits con ‘Counting Stars’, ‘Secrets’ y ‘All The Right Moves’. Con el público a su favor, incluso se aventuraron a hacer un par de covers: ‘Stay With Me’ de Sam Smith y ya la clásica ‘Seven Nation Army’ de The White Stripes, posaron como grandes y agradables sorpresas. Cerraron su catálogo con ‘If I Lose Myself’, mientras la expectativa por Queen subía y subía.
Los horarios se habían respetado a la perfección hasta el momento, pero los británicos se hicieron esperar por más de 30 minutos. ‘One Vision’ amenazaba con sus primeros acordes y cada lugar de Cidade Do Rock se llenaba de una majestuosa luz dorada. ‘Stone Cold Crazy’, ‘Another One Bites The Dust’, ‘Fat Bottomed Girls’ y ‘Lap Of The God’, sirvieron para que Adam Lambert, actual vocalista que acompaña a los legendarios Brian May y Roger Taylor, se luciera con su amplio registro.
Queen volvía a presentarse treinta años después de su debut en Rock in Río y la imagen de Freddy Mercury volvía a la cabeza de muchos brasileños, quienes miraban con especial emoción este reencuentro. Así fue como uno de los momentos especiales de la noche llegó de la mano de May, siendo acompañado por Mercury en las proyecciones de las pantallas: ‘Love Of My Life’ volvía a ser coreada por 120.000 personas en una comunión única, donde el guitarrista les confidenció que “esta era su canción”. Obviamente, no faltaron clásicos como ‘Somebody To Love’, ‘Under Pressure’, ‘Show Must Go On’, ‘I Want It All’ y ‘Bohemian Rhapsody’. El punto final lo pusieron ‘We Will Rock You’ ( y su el correspondiente juego de palmas) y ‘We Are The Champions’. Se retiraron con reverencias hacía su público, quienes les respondieron con el más grande de los aplausos.
Una primera jornada redonda, donde se pudo ver la versatilidad del un festival que además de estar muy bien organizado, responde a todo tipo de intereses. La fiesta recién está comenzando.