Jueves 18 de julio de 2013, Movistar Arena, Santiago
Foto por Marco Denzer
El mejor público de conciertos del último tiempo. Eso fue una parte importante de lo que sucedió en el Movistar Arena. El recinto casi a tope, lleno de adolescentes que esperaban ver la tercera venida de Paramore a Chile. Ojalá todas las audiencias fueran así de entregadas, vibrantes y respetuosas.
¿Qué es lo que sucede en el paso de la adolescencia a la adultez? Quizás en muchos decrezca el grado de lealtad y la capacidad de sorpresa, porque las postales de aquel día no son algo frecuente. Lo que se vio en el recinto de Santiago Centro es la muestra perfecta de por qué ver música en vivo puede llegar a ser tan emocionante.
Jóvenes desmayadas, otras emocionadas y muchas llorando de alegría. Una niña abrazaba a su madre, casi en un gesto de agradecimiento eterno y felicidad. Otra, de no más de un metro y 30 centímetros, era escoltada por 3 amigas de la misma altura un poco más atrás de la cancha, casi desmayada. Mientras la movían, ella continuaba cantando (al igual que sus acompañantes). Seguía en el suelo, piernas arriba, cantando. Comenzaba otro tema y se incorporaba a la multitud, al tiempo en que paramédicos se acercaban para sacarla de ahí con una silla de ruedas. Y en un gesto más grande que la entrega de cualquier adolescente fanático de mosh pit en la Laberinto de principios de los dos miles, la pequeña fan se niega tres veces. Luego, vuelve a entrar cantando entremedio de la gente.
Describir al público en esta oportunidad es importante porque, en primer lugar, sale de la norma de lo que vemos siempre (lamentablemente). Y, además, la sincronía lograda con la banda comandada por Hayley Williams hizo de esto un espectáculo completo. Paramore es ella, sin lugar a dudas. Una frontwoman que ha sabido utilizar de la mejor forma las referencias directas a Gwen Stefani. No es tan sólo el vestuario: es la forma de caminar, sus saltos e incluso el fraseo y el color de la voz en el comienzo de ‘Looking Up’. Es una heroína nueva y, mientras existan los héroes musicales, queda esperanza en el mundo.
Asimismo, sus acompañantes siempre han sido muy bien elegidos. Buena elección fue Ilan Rubin, baterista de Lostprophets y NIN, encargado de grabar los ritmos en el cuarto y homónimo álbum de este proyecto, así como también Miles McPherson hace un excelente trabajo tras las cajas y platillos durante este tour mundial. La potencia en vivo de los estadounidenses ya se la quisieran muchas otras bandas del estilo, además de aquella difícil cualidad de lograr sonar exactamente igual a un disco. Además de una ejecución impecable, el audio no estuvo nada de mal, aunque a veces fue aplacado por los gritos irrefrenables del público.
Si bien a muchos les invaden los prejuicios a la hora de emitir una juicio acerca de Paramore, basta tan sólo ver un par de canciones en vivo para cambiar de opinión. No estás viendo a D.O.A., Anti-Flag, 7 Seconds ni a Dead Kennedys. Pero este espectáculo, finalmente, es una excelente introducción a sonidos desconocidos para una novel generación.
SETLIST
1. Interlude: Moving On
2. Misery Business
3. For a Pessimist, I’m Pretty Optimistic
4. Decode
5. Now
6. Renegade
7. Pressure
8. Ain’t It Fun
9. The Only Exception
10. Let the Flames Begin
11. Fast in My Car
12. Ignorance
13. Looking Up
14. Whoa
15. Anklebiters
16. That’s What You Get
17. Still Into You
Encore
18. Proof
19. Brick by Boring Brick
Revisa nuestras imágenes del show en este enlace
.