Domingo, 19:00, Coca Cola Stage
Foto por Darío Contreras
Lo que queda claro después de ver a MGMT es que la banda es amada por sus fans, pero un tanto incomprendida -o ignorada- por la masa en general. Tocando frente a una gran porción de los presentes en Lollapalooza, el pop sensible, sofisticado y lisérgico de los oriundos de Connecticut parecía estar, a ratos, en el contexto equivocado.
En un escenario a esas alturas acostumbrado a números intensos (Gogol Bordello) o masivos (Arctic Monkeys), la propuesta del recatado Andrew VanWyngarden y compañía fue más sosegada y compleja de lo que el público sediento de baile esperaba.
Con la notable excepción de hits efectistas como ‘Kids’ y ‘Time To Pretend’, las melodías experimentales y los ritmos poco convencionales parecían ser disfrutados sólo por los familiarizados con la banda, y sonaban apagados para los que esperaban una experiencia más activa.
Aunque no sea una banda para el escenario principal de un festival multitudinario, lo de MGMT fue una actuación fiel a su creativo y auténtico estilo. Mezclando singles pasivos y neo sicodélicos como ‘Congratulations’ y ‘Siberian Breaks’, junto a himnos indie como ‘Electric Feel’ y ‘The Youth’, lo de los norteamericanos fue una dosis extravagante de sonidos que no necesariamente se impregnan de inmediato ni tan fácilmente como sucede con otros grupos. Es por eso que los más felices luego de una hora y media de show, mientras la noche ya caía sobre el Parque O’Higgins, fueron sin duda los fans más fieles.