A las dos y treinta de la tarde en punto, las Lilits iniciaban su set en el Lotus Stage. La primera impresión golpeó como una barrera a los presentes despertándolos de su letargo, con un sonido claro, fuerte y conciso. Ya en este punto nos damos cuenta de algo bastante insólito, las Lilits suenan mucho mejor en vivo que en sus grabaciones de estudio, un fenómeno que suele ocurrir inversamente.
Carola Baquetas Sangrantes golpea casi compulsivamente la batería, Bernardita Segunda adorna su guitarra con distintos efectos, Cler Canifru hace gritar a la suya, luciéndose en múltiples solos y Masiel Asecas vibra el bajo, mientras su voz canta, grita y susurra. Ya pasados los primeros temas, Bernardita y Masiel toman el micrófono para iniciar un diálogo con el publico. Las interacciones con la audiencia son cálidas y cercanas. En el escenario se ven relajadas, seguras y felices, si hubieron nervios no se notaron.
El show tuvo de invitada a Dead Christine quien anteriormente había tomado el escenario, y participó cantando uno de los temas, para despedirse entre bromas con las Lilits. Es aquí donde tocan ‘Descontrol’, no sin antes explicar que sus letras vienen desde el feminismo, aprovechando el espacio además, para exigir aborto seguro en Chile.
Con su sonido explosivo y su gran carisma, las Lilits se coronaron como triunfadoras de la velada, banda revelación del domingo y una de las grandes sorpresas que brindó el festival.