Sábado, 15:00, Coca Cola Stage
Bajo un sol alucinógeno, el ensamble liderado por Eugene Hütz se dejó caer como una oxidada bomba sobre la loza del Parque O’Higgins, al ritmo de ‘Ultimate’, canción encargada de dejar en claro el tenor de la propuesta de la cual seríamos testigos. No hubo medias tintas ni lugares de descanso, la presentación de los de Manhattan se articula como una gran canción de una hora, un show siempre en ascenso, muy demandante en virtud del frenetismo de su interpretación. El secreto de la fórmula radica en el medio punto entre la gestualidad balcánica, agitada, de postguerra, y la interpretación arrojada y desentendida de la música punk.
El culto a lo nómade y al multiculturalismo estimula ver en Gogol Bordello un aire a conjunto errante, portadores de una suciedad andariega, hecho que les permitió – por afinidad- invitar a los nacionales de Keko Yoma a compartir escenario. Loas aparte merece el violín de Sergey Ryabtsev y su cruda interpretación. Verlo descarnar las cerdas de su arco sin piedad alguna no tiene precio.