Lollapalooza Chile 2013, domingo 7 de abril, PlayStation Stage, 16:30 hrs.
Foto por Jaime Carrera
Yannis Philippakis es un guitarrista aventajado, de eso no hay duda. Foals suena como quiere en gran parte gracias a él. Y consecuentemente, el desempeño general como banda les permite relajarse por sobre la tensión de la performance. A pesar de ser un ensamble medianamente joven, muestran una fluidez y una espontaneidad dignas de agrupaciones que poseen décadas de circo.
Tres trabajos por defender dieron pie a un show energético, que se tropezó sobre sí mismo en el buen sentido, ágil y frenético. Probablemente se escriba poco sobre ellos debido, primero, a la cercanía de su presentación con otros shows de superior importancia mediática como resultan ser Tomahawk y Franz Ferdinand; y segundo, por el evidente desconocimiento de su trabajo por parte de la asistencia, que de todas formas gozó con cada acorde salido del PlayStation Stage.
‘Inhaler’, ‘Blue Blood’ y ‘Spanish Sahara’ fueron de las más celebradas, principalmente debido a lo sincero de la interpretación y la soltura de cuerpo demostrada, factor que empatiza en cualquier parte. En el epítome de su set y antes de terminada la última canción, un masivo éxodo decía adiós a los de Oxford: al otro costado del Parque O’Higgins, Kapranos prendía su micrófono para algarabía completa de Lollapalooza. Al final, un agradable sabor de boca, ligero y sin excesos. Sin ninguna careta.
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