Es difícil determinar exactamente si el concierto que Florcita Motuda ofreció este domingo en Lollapalooza fue efectivamente pensado para un público infantil. Es difícil también saber con seguridad si su presentación la disfrutaron más los niños o los adultos que lo acompañaban. Fue en el escenario Kidzapalooza, el dedicado a los menores, pero vale preguntarse si un show para otro público hubiese sido demasiado distinto.
Desde lo visual, al menos, la cosa no cambia demasiado: Florcita Motuda lució una de sus ya tradicionales capas brillantes y estrelladas, esta vez en tonos fucsias y verdes, mientras sus compañeros de banda llevaban atuendos similares. Y aunque efectivamente le habló a los niños en sus intervenciones, lo hizo con su tono característico: hiperkinético, a ratos disparatado, siempre balanceándose sobre su particular sentido del humor, jamás condescendiente ni paternalista.
Así, en 45 minutos Florcita Motuda tocó algunas de sus canciones más conocidas, como ‘Pobrecito mortal’, ‘Gente’ y ‘Tírale un ajo’, que en un escenario como Kidzapalooza revelaron su costado (aun más) lúdico. La última, por ejemplo, que alguna vez fue versionada por Pánico, funciona perfectamente como una divertida canción infantil. Y a ese permanente tono lúdico ayudan las palabras del propio Florcita Motuda, que se equivoca al menos un par de veces al presentar canciones, introduce una inédita ‘Canción de galaxia’, admitiendo que todavía no se la aprende bien y sorprende con aseveraciones insólitas. “Cuando yo era chico y me preguntaron qué quería ser cuando grande y respondí que quería ser flojo. Me dijeron que tenía que trabajar, pero aquí estoy, ¡lo logré!”, dice antes de presentar ‘Las máquinas’ y anunciarle a los niños que en el futuro ellos no tendrán que “levantarse a las cinco de la mañana como hueones” para salir a trabajar, porque eso lo harán las máquinas.
En otro instante, cuando se asoman unas especies de mascotas gigantes del festival, les pide directamente que se muevan, para que no tapen al público que está más atrás. Para completar el cuadro, cada cierto rato, pide que el público no solo cante, sino que lo haga “como gremlins”, que en realidad significa gritar con un alarido estrambótico.
En fin, nada de aquello sería realmente divertido si Florcita Motuda no contara con una banda que le permite pasearse por diferentes sonidos. Básicamente, es una combo de rock y funk, con un trío de trompeta, saxo y trombón, pero también tocan algo cercano al swing, hacen una reminiscencia a las bandas de bronces del norte de Chile y suman unas guitarras más pesadas y arrastradas. El mismo Florcita Motuda no es especialmente prolijo al tocar, pero eso finalmente es también parte de su propio carácter. Como los viejos, como los niños, es un personaje que pareciera carecer de todo filtro. Y eso siempre es divertido, más allá de cuántos años sume quien lo escucha.