El pasado 15 de julio se dio inicio a la 16ª edición del Festival Internacional de Benicàssim, el cual se realiza año a año en la ciudad valenciana del mismo nombre. El FIB venía precedido por los importantes cabezas de cartel anunciados para este año, entre ellos figuraban Kasabian, The Prodigy, Vampire Weekend y Gorillaz. Pero el festival es mucho más que eso, con una playa a 10 minutos de distancia a pie, la estadía es muy diferente a otros festivales del verano europeo.
Luego de instalarme en el CampFIB el día miércoles, la ciudad a pocos minutos ofrece una gran cantidad de restaurantes y una playa extensa, que para capear el calor infernal existente es de gran ayuda. En el FIB los recitales parten en la tarde para culminar bien entrada la madrugada, por lo que en el día una excelente opción es conocer el pueblo y como he dicho repetitivamente bajar a la playa y bañarse en el Mediterraneo.
El festival comenzó, para mí, el jueves a las 20 horas con la presentación de la guapa Charlotte Gainsbourg, hija del ilustre Serge Gainsbourg y la hermosa Jane Birkin. Con un clima más agradable, gracias a no tener al sol sobre nuestros hombros, Charlotte mostró parte de sus dos trabajos de estudio, incluido el hit “Heaven Can Wait”, single de su reciente disco ‘IRM’. Luego me traslade al escenario Eastpak para ver la íntima presentación de Brendan Benson, ex partner de Jack White en The Raconteurs. El músico acompañado de tecladista y baterista mostró su faceta solista de gran manera con un público contemplativo y respetuoso. Un show inesperado y recordable.
Después de una hora de tranquilidad volvimos al escenario verde para ver la esperada presentación de Ray Davies y todo el sonido de The Kinks. Un recital memorable con todos los ingredientes que se pueden requerir de la voz de esta legendaria banda. “You Really Got Me”, “Lola” y “All Day and All of the Night”, fueron solo algunos de los hits que pasaron esa noche. Mítico, definitivamente inolvidable.
A continuación y en el mismo escenario fue el turno de los nuevos estandartes del rock británico, Kasabian. Tomando la batuta dejada por los separados Oasis, Tom Meighan y Serge Pizzorno hacen de las suyas y dejan la grande. Hit tras hit suben la adrenalina con un público entregado.
Para culminar llegamos a presenciar unos minutos de la presentación de Broken Bells, la nueva banda de Danger Mouse y nos llevamos un recuerdo.
El viernes partió con la excelente presentación de Julian Casablancas y una improvisada versión de la solicitada “Reptilia”. Luego corrí a ver el comentado show de Mumford & Sons, la nueva promesa de la isla inglesa. Permanecimos ahí para continuar viendo parte del show de Goldfrapp y su megahit “Number 1”.
Luego volvimos al escenario verde para ver a Vampire Weekend, quienes a diferencia de su pobre show mostrado en Glastonbury, en Benicàssim la rompieron. Un set seguro que no dio espacio para el respiro y que entregó mucha alegría. Un acierto.
Para culminar vimos a Peter Hook interpretando el ‘Unknown Pleasures’ de Joy Division, una gran manera para volver a la carpa y proyectar un nuevo día.
El día sábado fui de escenario a escenario, viendo los shows de Ash, The Cribs y The Specials, para detenerme un minuto en Ian Brown. El ex vocalista de los Stone Roses, entró en grande con la interpretación de “I Wanna Be Adored”, con lo cual se echó el público al bolsillo. Luego partimos a ver la mítica presentación de PiL, con el mismísimo John Lydon en el escenario. Un show oscuro y difícil de digerir, presenciado por pocos suertudos.
Para terminar la noche y el festival para mí nos dirigimos al escenario verde para ver el show de Prodigy. Una experiencia inolvidable, un show con una energía envidiable y que te mantiene arriba como pocos. En fin, una experiencia ,tal cual… inolvidable.