Sábado 25 de mayo, Teatro La Cúpula, Santiago
Foto por Carlos Müller (cortesía Lotus Producciones)
Luego de su debut el 2009 en el Teatro Caupolicán y los conciertos que brindó en Lollapalooza Chile 2011 y en el Centro Cultural Amanda, Chan Marshall arribó a Chile para hacer de Santiago una nueva parada en la gira de presentación de “Sun”, su novena placa. La cita fue en el Teatro La Cúpula, que no llegó al tope de su capacidad y donde los fanáticos de Cat Power se vieron algo entorpecidos al comienzo del show debido a las sillas que formaban filas ordenadas en la “cancha”, para su comodidad.
De sus cuatro presentaciones en el país, ésta fue la más débil y angustiante de ver. Quienes han sido testigos de sus espectáculos saben que la compositora es un libro abierto, al que le es imposible jugar un papel artificial, un personaje que separe lo que siente e intente ocultarlo o apaciguarlo. Su personalidad tiende a dejar todo expuesto y eso fue justamente lo que ocurrió el sábado. Se vio a una intérprete cansada y algo ausente a ratos. Además de estar enferma (lo dejó en claro al dar las gracias al público y pedirles que no se contagiaran), sus movimientos eran muy extraños. Sus canciones no eran acompañadas por ese vaivén tímido y confundido al que tiene acostumbrada a su audiencia: eran intentos de baile que nunca salieron bien, una cojera que hacía recordar a los peores imitadores de Cecilia, La Incomparable, en los ‘90. La única vez que tomó su guitarra eléctrica fue para interpretar ‘Silent Machine’, y más tarde intentó -sin buenos resultados- apoyar unas percusiones. Al no poder agarrar el ritmo, soltó las baquetas y volvió al centro del escenario.
El setlist estuvo compuesto por “Sun”, en su mayoría. Buenas composiciones que a ratos sonaban bien, tanto por parte de la banda como en la interpretación de Marshall. Éste fue un show de momentos, comenzando por la reversión de ‘The Greatest’, que ya no hacía rememorar a la marca de colchones y hacía sentido con el espíritu de la cantante: ruidoso, oscuro y tedioso. Otros instantes para recordar fueron ‘Metal Heart’, el cover de ‘Angelitos Negros’ de Pedro Infante que sonó más lúgubre y desgarrador que nunca, y ‘Ruin’, el cierre del concierto. Toda aquella tristeza y angustia que transmitió durante la noche desapareció mientras interpretaba ese tema.
La conducta errática volvería al terminar de cantar, despedirse del público y entregar las rosas. Se mostró agradecida y contenta con sus fanáticos, pero algo no encajó bien durante toda la noche. Estaba, pero no. Lo disfrutaba, pero no. Mientras se persignaba al momento de despedirse, con ‘New God Flow’ de Kanye West, Pusha T y Ghostface Killah de fondo, todo se hacía más confuso, más triste.
Hay quienes creen que no se debe compadecer a los artistas atormentados. Que ésta es una característica parte de su encanto y que sólo se debe disfrutar del show. En este caso, quien haya disfrutado de aquel errático comportamiento y de la frustración mostrada por la propia cantante al no alcanzar algunas notas con comodidad (debido a su enfermedad y quizás qué otros motivos) estaba dejando de ser un fanático. Sólo era un morboso presenciando un espectáculo de música.
SETLIST
1. The Greatest
2. Cherokee
3. Silent Machine
4. Manhattan
5. Human Being
6. King Rides By
7. Bully
8. Angelitos Negros (original de Pedro Infante)
9. Always on My Own
10. 3, 6, 9
11. Nothin’ But Time
12. I Don’t Blame You
13. Metal Heart
14. Shivers (original de Rowland S. Howard)
15. Peace and Love
16. Ruin