La primera cita del Ciclo Virgin SUENA del año tuvo a los californianos de Black Rebel Motorcycle Club como protagonistas, quienes hicieron un alto en la grabación de su nuevo disco para venir al continente.
Definitivamente, era un regreso esperado, y a pesar de no gozar de la notoriedad que tuvieron hace unos años, el lazo con sus seguidores se ha forjado con sus actuaciones anteriores (2008 y 2011) y así también un trato especial hacia ellos. Este cariño se ha alimentado por el dolor sufrido en los últimos años: la muerte del padre de Robert Levon Been, líder de la banda The Call y la intervención cerebral que sufrió Leah Shapiro, situaciones que los han puesto en una posición de sobrevivientes. En parte, esto fue lo que vimos ayer. Partiendo por el retraso justificado por repentinos dolores de cabeza de su baterista, quien solicitó atención médica de urgencia. Luego, pudimos ver el trabajo de una banda que, independientemente del sufrimiento, sigue adelante.
El show tuvo todos los ingredientes que uno le exige a las bandas en vivo del género, pero lo que más resuena de la visita de BRMC es su entrega. Cada integrante en lo suyo, con un Peter Hayes introspectivo y a veces ido, una Leah marcando el compás y llevando la batuta, y un Robert Levon Been aka “Roberto”, con una ejecución de alta factura. Todos sincronizados, entregando lo que sus fanáticos esperaban. Repasaron todos sus discos, resultando en un set sin puntos bajos. Incluso se dieron el lujo de adelantar -en formato acústico- un nuevo tema, junto a una excelente versión de ‘Love Burns’.
Un show sin detenciones -sin espacios para pensar en el calor infernal que se vivía- y que debería quedar como pauta para unas cuantas bandas que vienen a llenar los calendarios locales. Black Rebel Motorcycle Club es de esos grupos que uno atesora, y definitivamente la noche de ayer, quedó en la memoria de todos.