Ana Tijoux en vivo, Matucana 100, jueves 12 de abril
Foto cortesía de Evolución Producciones
Matucana 100 se llenó con un público heterogéneo, que tradujo en asistencia la llegada transversal de Tijoux y sus canciones. Un catálogo que, en vivo, cobró forma de delicatessen sazonada de soul. No sólo los temas del reciente “La Bala”, el disco que convocó la velada, fueron montados con banda completa (incluyendo cuerdas y vientos), sino que también el boom bap de “1977” se vistió con los mismos ropajes, al punto de que la otrora inquietante ‘Crisis de un MC’ quedó convertida en una pieza tropical que cita versos de Solo Di Medina. Por extraña que parezca semejante idea sobre el papel, ese nuevo arreglo no falló, y la misma suerte corrió el resto de las versiones remozadas.
Justicia se le hizo a la ambiciosa producción de “La Bala”, cuyo responsable (Andrés Celis) actuó como teclista, gracias a una banda en la que merece comentario aparte el batero Maximiliano Reyes, lo más parecido que se ha visto en Chile a Questlove de The Roots. ‘Sacar la voz’, ‘Quizás’ y ‘Shock’ complementaron un setlist que brilló especialmente cuando las verdades salieron a relucir: ‘Las cosas por su nombre’ (un dardo con cerbatana apuntado al Ministerio de Cultura y su falta de visión), ‘En paro’ (el certero single de Makiza) y ‘Desclasificado’ (“la plaga no son los flaites, son los cuicos”, dijo la solista al presentarla). Urge que grupos que hacen hip hop político y descuidan la musicalidad –es decir, la mayoría- aprendan de Ana Tijoux, una observadora social que le saca filo a su lengua, pero jamás descuida la belleza de las formas sonoras. Después de este concierto, cuesta creer que durante tantos años usáramos un diminutivo para referirnos a ella.