Carlos Cabezas se creyó el cuento. El sistemático endiosamiento del que ha sido objeto terminó jugándole en contra. Tantas veces le dijeron “ídolo”, “maestro” y “genio” que se convenció de que era intocable. De que había que celebrarle todo. Pero “Déja Vù” no da ganas de aplaudir, sino de arrancarse la cabellera a tirones.
Nuestro caudillo de la vanguardia es tan rupturista que graba covers de Pink Floyd, The Beatles y Elton John sin saber pronunciar bien inglés. Tan osado que registra los temas en vivo, durante una sesión privada en las instalaciones del próximo Bar Liguria (un local de avanzada, como todos sabemos).
Hablando en serio, a Cabezas le gusta andar bien acompañado. Si en la época del imponente “El Resplandor” lo secundaban Cristián Heyne y Koko Stambuk, y en la vuelta de Electrodomésticos sumó a Gabriel Vigliensoni y Cuti Aste, hoy lo apoya La Orquesta del Dolor, un grupo de calidad certificada que reúne a Ángelo Pierattini, Camilo Salinas, Fernando Julio y Edita Rojas.
Entonces, ¿cómo se las arregla “Déja Vù” para ser la peor desilusión chilena de este año? A través de malas decisiones, delatoras de un juicio nublado por el ego. El caso más gráfico: ‘Hurt’ de Nine Inch Nails, pasión de multitudes, entre ellos, la industria (en 1996 la nominaron al Grammy por Mejor Canción Rock), Sara Ugarte (la ex Venus compuso ‘Tuve que herirme’ basada en el texto de Trent Reznor y se la cedió a Nicole) y, por supuesto, Johnny Cash (su insuperable rendición es lo más parecido que hay a un cover definitivo).
‘Hurt’ cantada por Cabezas es tan innecesaria como las versiones de ‘Somebody That I Used to Know’ que sobrepoblan YouTube. Simplemente no hacía falta. Misma suerte corre ‘Love Will Tear Us Apart’ de Joy Division, ya cubierta por U2, The Cure, Björk y al menos una cincuentena de músicos más. Faltó poco para elegir otras archiprobadas, tipo ‘Enjoy the Silence’ o ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’.
“Déja Vù” tiene uno que otro mérito, como alterar la esencia Moroder usando trombones en vez de sintetizadores en ‘Take My Breath Away’ de Berlin, o insertar los acordes de ‘Ordinary World’ de Duran Duran en ‘The Crying Game’. Fuera de eso, lo único presentable es ‘Al pasar esa edad’ de Los Red Juniors, interpretada en el correcto español en que fue escrita por Jorge Pedreros. El resto no pasa de ser una anécdota. Bastante mala, por cierto.