A parte de una bella mujer, Carla Bruni es una mujer de marcadas e importantes influencias. Hablo de los influjos musicales de esta fémina, no de sus sonados acompañantes de alcoba (aunque a veces coincidan). Si en el primer disco se apoyaba en la óptica lírico-amorosa del cineasta Leos Carax (con él compuso la radiada y perfecta “Quelqu’un m’a dit”) y Serge Gainsbourg; y en el segundo, doblegó una supuesta crisis de creatividad musicando los poemas de Emily Dickinson, William Butler Yeats o Cristina Rosetti; para este tercero ha elegido al escritor que se encuentra en fase anal perpetua Michel Houellebecq y a su pareja actual. Que el disco en cuestión este dedicado a su droga favorita es una cuestión que ha provocado carcajadas hasta en el parlamento francés, así que no hace falta darlo más vueltas y pasemos a hablar del disco como si nada. En este tercer LP, Bruni vuelve a sus inicios. Un retorno que no es ni bueno ni malo, ya que el resultado es bello (especialmente en temas como “Déranger les pierres”, “Je suis une enfant” o “L’amouresse”), pero que dada la calidad de musical de Carla mostrada en anteriores ocasiones hace que queramos algo más (para toda aquella persona que dude de su certeza musical, escuche “Those Little Things”, la cover en inglés de “Ces petit riens” que realizó para el disco-homenaje a Gainsbourg). La desnudez de
Carla Bruni "L’amouresse"