No es fácil ser un debutante, porque tu trabajo consiste en sorprender y conquistar a un público que ignora quién eres. Otra labor complicada es manejar expectativas sobre tu trabajo, lo que generalmente le ocurre a los músicos después de conseguir el reconocimiento de su obra. Por esas cosas de la vida, de MySpace y de la prensa, a Camila Moreno le tocó lidiar con ambas situaciones, juntas y revueltas. Su nombre es desconocido para algunos, pero genera una enorme curiosidad e interés en otros. Como si fuera poco, ha recibido constantes comparaciones con Violeta Parra y Chinoy, lo mejor de la vieja y nueva escuela. Suficiente como para abrumar a cualquier primeriza sin un disco editado. A cualquiera, menos a ella.
Almismotiempo es la prueba del carácter de una artista que no se dejó amedrentar por la presión. Una cantautora que, sin titubear, derrama su copioso mundo interno en doce impecables canciones envueltas en sensibilidad, inquietudes y reflexiones. El temple de Camila Moreno escapa de los rótulos tradicionales, aquellos que limitan su música, etiquetándola como folklore o fusión. De acuerdo, llamarla así no es exactamente un error, pero sí es una injusticia ante su cancionero, nutrido por influencias que van más muchísimo más allá de la trova. Por algo en ‘Pera’ hay un cuarteto de saxos en directa referencia -y reverencia- a ‘Anchorsong’ de Björk y, en el mismo tema, figuran versos prestados de ‘Blue Jay Way’ de The Beatles.
Gracias a una vasta ornamentación instrumental y a la depurada producción de Marcelo Aldunate (Sónica, Tréboles), Almismotiempo acierta en la compleja labor de capturar cada una de las facetas de su protagonista, cuya voz resulta creíble en todos sus matices. La inusitada fuerza interpretativa de Camila Moreno prevalece a lo largo del álbum, ya sea reclamando con vehemencia en el single ‘Millones’, contando una dulce historia de amor en ‘La Necesidad’ o desafiando a la muerte en la temeraria ‘Cae y Calla’. Un disco redondo y arrebatador, que se posiciona en la vanguardia hacia lo más destacado del año. La expectación valió la pena.