Probablemente la sorpresa más grande del festival -después del anuncio de Kendrick, por supuesto- fue que para esta edición venía el legendario Caetano Veloso. Pero su llegada al Lollapalooza no era una aventura en solitario, sino que también trajo a sus hijos: Moreno, Zeca y Tom, de los cuales solo Zeca era el único que no había tocado en Chile con su padre.
Veloso and the Boys llegaron con el tour que traen desde el lanzamiento de Ofertório (2018), el disco en el que muestran esta propuesta que se basa en lo acústico más primario, a excepción de un teclado Rhodes y un bajo eléctrico, lo que podía contrastar demasiado con las otras bandas y artistas del cartel, por suerte se pensó de buena manera y mandaron a la familia entera al escenario Lotus, el más pequeño -sin contar el Kidzapalooza-, lugar que entre sus árboles congregó a una cantidad considerable de hippies, en uno de los shows con más público mayor de este Lollapalooza dominado por el ritmo urbano, lo que hizo que esta presentación rindiera los frutos esperados.
El capitán Caetano comandó todo el show con el comienzo perfecto de ‘Baby’, que dejó claro cuál iba a ser el tono de la presentación: calmada, pausada y con mucho sabor. Mientras Moreno se dedicaba más que nada a las percusiones -entre las que destacó un simple plato ovalado que le dio más sabor a la situación que toda la presentación de Greta Van Fleet-, mientras que Tom y Zeca iban rotando entre la guitarra, el bajo y el Rhodes, haciendo que la presentación fuera variando algo, dentro de lo calmada que era.
Punto aparte para ‘Alexandrino’, la canción que tiraron al medio de la presentación y que rompió con todo lo que se esperaba de los Veloso Boys. Un funk carioca que prendió a toda la gente -si tenías buen ojo podías hasta a ver a la Princesa Alba bailando escondida en el público-, y que terminó en un clímax genial de Tom Veloso bailando sobre el escenario, demostrando como un brasileño tiene más ritmo en el cuerpo que cualquiera de los que los estábamos viendo.
Al final, fuera de lo que pudo esperar la gente, Caetano demostró la razón de ser considerado leyenda, y que un show con sus hijos es mucho más que nepotismo barato, si no que una forma de presentar lo que fácilmente fue uno de los shows mas hermosos que se viera en cualquier edición del Lollapalooza.