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Bomba Estéreo: Ritmo y color

Bomba Estéreo: Ritmo y color

El color lo pone la cantante Li Saumet, el ritmo lo aportan sus compañeros Simón Mejía, Julián Salazar y Andrés Zea. Así fue la presentación de sesenta minutos que Bomba Estéreo hizo este sábado en el escenario Acer de Lollapalooza, que incluyó nueve canciones, la mayoría extraídas de sus discos Elegancia tropical (2012) y el más reciente Amanecer (2015): ‘Solo tú’, ‘Caderas’, ‘Caribbean power’, ‘Soy yo’, ‘Somos dos’, entre otras, para finalizar con el hit ‘Fuego’.

La variedad cromática es, literalmente, de la vocalista: aparece en escena cubierta por un vestido multicolor, con un pañuelo igual de llamativo sobre su cabeza y un maquillaje también vistoso sobre su rostro. Pero el asunto no es solo literal. Sobre el escenario, Li Saumet es un concentrado de energía, es quien acapara todo el protagonismo, excepto cuando se cobija tras un trío de bailarinas y la decena de niñas que las acompañan en los movimientos. Es ella quien le da el carácter a Bomba Estéreo. A ratos abusa de ciertas frases manidas para levantar al público -“¡Arriba Chile!”, “¿Quién quiere fiesta?”- pero la mayor parte del tiempo se concentra en ese fraseo certero que ya es marca registrada del grupo. Aunque a veces queda atrapada por la masa sonora que generan sus compañeros, es su voz no siempre prolija la que termina por definir el rumbo que toma el concierto: pueden ser agresivos, luego contemplativos y, más tarde, definitivamente consagrarse al festejo.

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Foto* Maira Troncoso

El ritmo es obra de sus compañeros, que regulan la velocidad y la intensidad a la que se mueve Bomba Estéreo. No es casual que recurran -quizás demasiado- a los crescendos, porque les sirven para desembocar en pasajes que de inmediato obtienen la respuesta del público. Un buen ejemplo de ese mecanismo es ‘Fiesta’, uno de los singles de Amanecer, que hizo saltar el polvo por sobre las cabezas del público. En ese ir y venir es fundamental el baterista Andrés Zea, que a ratos dibuja imaginativos ritmos con su batería, entrelazándose con las máquinas, el bajo y la guitarra que manejan Simón Mejía y Julián Salazar. Así, el resultado es una amalgama de sonidos sintéticos y orgánicos.

Ahora, más allá del instrumento que utilicen, los momentos más atractivos de Bomba Estéreo ocurren cuando se aproximan a ritmos contagiosos e hipnóticos. Como en ‘Qué bonito’, quizás el mejor momento de su presentación en Lollapalooza. En esa canción se lanzan a la champeta con el acelerador a fondo, toman un respiro y luego, en la recta final, vuelven a precipitarse, conducidos por los acordes que Julián Salazar dibuja con las cuerdas más agudas de su guitarra. De algún modo, esa canción sintetiza el atractivo de una banda como Bomba Estéreo: tienen raíces, pero al mismo tiempo tienen la mirada puesta en el presente. Es pop, es contemporánea y es muy, muy entretenida.