Primera norma: el disco se grabará en un solo día. Segunda norma: no existirá ningún tipo de ensayo previo. Tercera norma: no se podrá hablar del club de lucha. Perdón, eso es de otra cosa. La hiperactividad le ha llegado al pequeño Beck acariciando los cuarenta. En vez de disfrutar de los royalties del "Odelay" y el "Guero", ha decidido expltoar al máximo su capacidad artística. Lejos de regalarnos nuevo material, Beck ha decidido crear una asociación de locos por la música (entre ellos el maestro Nigel Godrich): el llamado Record Club. Bajos las premisas con las que comienza este artículo, nos ha deleitará durante estos meses regrabando una serie de discos que él considera imprescindibles. El primer elegido ha sido el debut de The Velvet Underground y la magnífica Nico. Una primera de fuego de la que podría haber salido escaldado pero de la que ha salido con la cabeza bien alta. La icónica banana desde la perspectiva Hansen, ¿quién lo iba a pensar?
El disco sigue el tracklist original, por lo que la primera elegida fue "Sunday Morning". Beck se acerca al micrófono y los puristas aputan a matar… pero se quedan con las ganas. La pieza perpetrada por Cale se convierte en una nana que casa perfectamente con el registro de Beck. El carrusel continúa con una brutal "I’m Waiting for the Man" en la que encontramos a un Beck desconocido, pero iguald e sobresaliente. El álbum pierde un poco el norte cuando intenta emular a Nico en "Femme Fatale", pero se recupera en la desidiosa y ruidista "Venus in Furs". Tras una divertida revisión electrónica de "Run Run Run", Beck cede el protagonismo al islandés Thorun Magnusdottir es una minimalista "All Tomorrow’s Parties" (nos quedamos con las ganas de oir a Beck entonar eso de "And what costumes shall the poor girl wear / to all tomorrow’s parties") y a Brian Lebarton en "Heroin". El genio vuelve en una desastrosa (de descacharrante, no de espantosa) "There She Goes Again". La revisión de "I’ll Be Your Mirror" nos hace desear una máquina del tiempo para ir hasta 1967 y hacer cantar a Beck y Nico juntos este tema. Para el final dos cambios sustanciales: la heterodoxa y experimental "The Black Angel’s Death Song" se convierte en una peiza folk que nos recuerda al Beck pre-"Mellow Gold"; y la broma macabra semiacústica que es "European Son" de Lou se convierte en una canción más Velvet que nunca gracias a los arreglos y coros femeninos de la nueva versión. Beck nos ha alegrado estos meses estivales al darnos una nueva visión de un viejo conocido. Muchas gracias y buena suerte con la segunda entrega de este Record Club. Estaremos al tanto.