Pasaron dos años para finalmente dejar de escuchar la gran boca de Liam Gallagher y entrar, sin prejuicios, en materia con Beady Eye, el nuevo proyecto de los ex Oasis. “Different Gear, Still Speeding”, parece encajar perfectamente con su título (algo así como “Diferente equipo, todavía veloz”), de tal forma que la renovada agrupación presenta un disco que podría resumirse como un viaje en una larga montaña rusa, con muchas subidas y bajadas.
El disco parte con la prometedora ‘Four Letter Word’ que entra con fuerza y produce interés por lo que viene. Luego es el turno de ‘Millionaire’, un track alegre, pero que no logra encantar, (¿quién es el asesino que elige los sencillos?). A continuación llega ‘The Roller’, el primer guiño a Oasis, o más bien a John Lennon. Liam se viste de Lennon y dentro de todo no sale tan trastabillado, el tema logra sentar un clima emocional y tiene los arreglos respectivos para sobresalir.
“Different Gear, Still Speeding” carga con la sombra de Noel Gallagher, pero no podemos desmerecer la actitud y entereza del resto de la banda para -sin preámbulos- seguir adelante y por pequeños momentos mostrar algo nuevo.
La montaña rusa continúa con ‘Beatles and Stones’ y ‘Wind Up Dream’ dos temas olvidables, bajo la altura de las expectativas. Canciones planas que dan paso a la entrañable ‘Bring The Light’, una pieza que sin querer moviliza al más incrédulo. El productor Steve Lillywhite (Morrissey, U2, Talking Heads) los hace sonar como Primal Scream y las coristas son un acierto que Oasis nunca tuvo.
Después llega la hermosísima ‘For Anyone’, que es donde realmente vemos a otra banda y una apuesta distinta que suena limpia y con aires nuevos. Dicho eco se manifiesta nuevamente con ‘Kill For A Dream’, tema que suena a lados B de Oasis, pero que no deja duda sobre su buena construcción y que, en alguna interpretación especial, podría ser ejecutado con un gran coro y violines. En resumen, una gran canción que al paso de las revisiones se vuelve una de las favoritas.
Después llega ‘Standing On The Edge of the Noise’, corte sin mucha razón y veracidad. Un relleno que reafirma mi la idea de la montaña, que se hace aún más concreta al escuchar ‘Wigwam’, en la que finalmente encuentran la brújula. Un tema intrigante y con un final que agrada hasta al más escéptico.
Las subidas y bajadas continúan con ‘Three Ring Circus’, momento que carece de consistencia y no logra llegar a los anteriores destellos del grupo.
“Different Gear, Still Speeding” comienza su final con la balada ‘The Beat Goes On’ que, al pasar del tiempo y la maduración del álbum, es una pieza que se aprecia. Todo finaliza con ‘The Morning Son’, obra maestra impensada hasta este momento al ser delicada y sutil, pero termina estridente y clamando por atención con excelentes arreglos, ambientes y una escalofriante subida. El resultado de un disco que lucha por encontrar su lugar y carácter. En Beady Eye hay genialidad y se nota un grupo veraz. Lo bueno es que, finalmente, la montaña rusa se calma y deja ver un futuro auspicioso que, en el mejor caso, no dará cabida a los tropiezos que se escuchan de vez en cuando.