Una larga fila de fanáticos, que llegaba a la altura de la Piscina Olímpica del Parque O’Higgins, era la primera imagen que evidenciaba la importancia del debut de la banda At The Drive-In en nuestro país. Un debut que tardó más de veinte años y que cada vez parecía más alejado de la realidad hasta que llegó el tan anhelado día.
Sin teloneros y con una cuidada música envasada de fondo, los de El Paso, Texas salieron puntuales a las 21 horas con ‘Arcarsenal’ dando pie a la locura de los fanáticos. Golpes, empujones y uno que otro fanático surfeando era lo que se vivía abajo en cancha, mientras que el desenfreno por parte de Cedric se hacía presente tal y como aparecían en esos videos de mala calidad que se pasaban de mano en mano durante la época adolescente.
‘Governed by Contagions’ y ‘Lopsided’ atacaban con fuerza, con un Cedric desatado lanzándose al público en esta última. Punto aparte fue la pésima amplificación de las primeras canciones, una masa inaudible, sumado a los gritos de los fanáticos hacían de los minutos iniciales algo confuso a la hora de apreciar el espectáculo, pero siendo sinceros la euforia pudo más y este bache pasó a un segundo plano.
Arriba del escenario la historia era como muchos se la imaginaron. Cedric Bixler-Zavala entregó todo en el proscenio, con sus eléctricos pasos de baile, como un Sandro elevado en la más alta y pura cocaína, aunque entre cada canción corría por una bocanada del tanque de oxígeno que guardaba al costado de la batería. En una dirección completamente opuesta se encontraba Omar López-Rodríguez, enfocado simplemente en hacer bien su pega con la guitarra, dejando atrás esa furiosa salsa que bailaba durante cada presentación en la década del 2000.
‘Invalid Litter Dept’ arrancó aplausos y puso a cantar a toda la Cúpula, ‘Enfilade’ alternaba el ruido con la suavidad de la melódica interpretada por Cedric, mientras que la sorpresiva ‘198d’ aportaba con su cuota de calma a los fanáticos. Sí bien ATDI bajó a la región con su último álbum In•ter a•li•a (2017), el pilar fundamental de cada show es su laureado Relationship of Command (2000), jugando siempre a la nostalgia, tocando la fibra de los presentes.
Mención honrosa para el guitarrista Keeley Davis, quien se encargó de inyectar el carisma ausente de Rodríguez-López, junto a los métricos golpes de Tony Hajjar en batería y a la coordinación de Paul Hinojos. La clásica ‘Pattern Against User’ volvía a encender la cancha, para rematar la primera parte del concierto con ‘Napoleon Solo’, canción que habla sobre el fatal accidente automovilístico que tuvieron Sarah Reiser y Laura Beard, compañeras de banda de Cedric en el grupo The Fall on Deaf Ears.
El bis no podía ser otra que ‘One Armed Scissor’, su más grande hit y coreada por todos. Con un total de quince canciones, ATDI cumplió con las expectativas de cada uno de los presentes, una vez finalizado el show los rostros de alegría de los fanáticos eran evidentes y los abrazos, entre amigos y desconocidos, no se demoraban en llegar, la emoción era palpable en cada rincón del recinto. Se puede hacer una diferenciación con respecto a lo ocurrido al día siguiente en el festival Fauna Primavera, que Cedric se mostró más desatado y dicharachero, que Omar intentó moverse un poco o hasta que se escuchó mejor, pero lo sucedido el viernes quedará en la memoria de todos aquellos viejos escolares que soñaron alguna vez con ver a At The Drive-In en el país.
*Fotos: Nicole Ibarra