Matías Soto tiene 19 años y por estos días se encuentra promoviendo su segundo disco bajo el nombre de Armisticio, proyecto de pop experimental. Su debut fue Decay Dreams, publicado en el año 2014.
A los dieciséis años dejó el colegio (2013) y dedicó sus energías a componer música, aprender a usar programas para grabar y manipular máquinas. Se movió entre Buenos Aires y Santiago y trabajó en su música hasta llegar a Espiral, su inminente nuevo lanzamiento.
No tengo dudas al decir que Espiral será, probablemente, uno de los discos más sensibles que se publicarán este año en este pedazo del mundo. Son canciones que huelen y duelen. Saben y se pueden tocar. Están construidas desde la adolescencia, pero lejos de aquella deslavada, empaquetada y lista para comprar. Cada uno de los temas de este trabajo es un mundo aparte. Todos son un pedacito de camino entre el corazón, las manos y la mente, el circuito que se pone en marcha con los nueve momentos que aparecen en el álbum.
Es un disco para estar en pausa, también. Pocas veces aparecen obras que obligan a parar, a no poder compartir la atención. Espiral viene a lograrlo, al igual que todos los monumentos, que todo lo importante que se observa por primera vez. La primera vez que te rompieron el corazón, la primera vez que te tocaron y te dio escalofríos, la primera vez que caminaste solo después de una tocata y supiste que ibas a volver. Cuando caíste en cuenta que los adultos no tenían razón en todo. La primera vez que viste un deshielo, los pies de la cordillera o un embalse en medio de los cerros del norte. Todo lo que no se te olvida por ser un segundo que se te impone o simplemente por tener una belleza impactante, eso es este disco.
Encontrar referencias en la música es armar un mapa sentimental y, por lo tanto, algo personal pero que se puede compartir. En este caso, escuchando Espiral se asoman el trote de New Order, el dramatismo del bailar y llorar de Pet Shop Boys, la sensibilidad de The Pains of Being Pure at Heart cuando las guitarras se esconden bajo los teclados y sintetizadores. Podría también ser el mejor compañero en un mixtape con canciones de Tiny Fireflies, The Field Mice y Chvrches.
El disco aún no se publica, pero nos llegó como primicia y había que comentarlo. Justo en la mitad del 2016, es imposible no asegurar que se trata de uno de los mejores del año. Mientras tanto, escucha ‘Jardín’, single recién estrenado.