Es poco lo que puede decirse a estas alturas, para definir el fenómeno Animal Collective que no suene repetido, ensalzado y hasta evidente. Su sonido, propuesta y actitud fue tan impactante cuando llegaron a los oídos de la gente, que aun con el paso de los años todos parecieran (entre la audiencia y los críticos) estar como en un shock de sensaciones provocadas por una estimulación sonora demasiado expresiva, frenética y liberadora.
De esta manera, resulta una aventura pretenciosa -y a la vez un sinsentido- tratar de interpretar en palabras lo que los nativos de Baltimore han creado en cuanto a música propiamente tal y cómo fenómeno de consumo, cada vez que nos vemos enfrentados a un nuevo trabajo de su autoría.
Es que el sonido de la banda se basó, desde un principio, en una experimentación posmoderna con influencias del rock, el pop, la música folk y la electrónica: una actitud y sensibilidad basada en la saturación, la energía tribal y desenfrenada, la ausencia de un patrón estructural definido y una búsqueda que pareciera siempre interesante de seguir y que no conoce de fórmulas estrictas.
Lo nuevo de la banda de Panda Bear y Avey Tare no hace mucho más que seguir confirmando la aceptación y efecto de su magnífica propuesta sónica. Luego de lanzar este mismo año Merriweather Post Pavillion (su sobresaliente álbum más apegado al lenguaje del pop y que aún no terminamos de saborear y digerir por completo) y encargarse de seguir expandiendo su imaginario auditivo, el colectivo animal decide liberar estas 5 canciones bajo el nombre de Fall Be Kind en formato EP. Como especie de plato intermedio entre la última placa y un especulado e inevitable siguiente largaduración.
‘Graze’ es, quizás, el tema más interesante de todos, que parte con un aura seudo angelical y termina en un éxtasis adornado de sonidos que recuerdan a zampoñas altiplánicas. ‘What Would I Want? Sky’ cautiva por su melódico y gracioso ritmo, ‘Bleeding’ y ‘On a Highway’ caen en un trance lánguido y casi melancólico, mientras que ‘I Think I Can’ cierra el disco con más energía y sin desteñir. Parece una agradable y bienvenida continuación de su última placa. Una yapa, un regalo. Nada que quiera explorar algo inédito, pero que jamás viene mal.
Para terminar bien este 2009, ampliar su repertorio sin bajar nunca el nivel ni perder las ideas, Animal Collective sólo pareciera decir “que no se note pobreza”.