Si en los veintes, para la mayoría de las personas la vida cambia rotundamente en tres o cuatro años, para Lourdes Hernández, la verdad dentro de la afirmación crece de manera exponencial. Deja sus estudios de derecho, canta en el Metro de Madrid, sube sus maquetas a Myspace y en el 2007 comienza la vorágine de tocar y girar a un público más amplio. El 2008 vendría el lanzamiento de su disco debut, I Love Your Glasses bajo el alero del sello Eureka y el resto es historia. Sus canciones comenzaron a protagonizar spots publicitarios y películas, además de realizar presentaciones en diversos festivales en España y Europa. Llegó el 2011 y de la mano, Fuerteventura, su segunda entrega, firmando con Sony y trabajando en Glasgow con Tony Dooogan en la producción (David Byrne, Mogwai, Teenage Fanclub) y músicos de Belle & Sebastian.
Con Fuerteventura, Lourdes y el mundo se han descubierto mutuamente, ya que ha podido realizar 4 visitas a Asia para compartir su música y cambió su residencia a Los Ángeles, California, donde se apronta a preparar su próximo disco y, por estos días visita Chile, para tocar en una inauguración de una tienda, mientras que en unas semanas se presentará en la versión local de Lollapalooza.
Y, a pesar de un recibimiento brillante de su música por la mayoría, han habido algunas piedras en este camino a raíz de sus opiniones, más que por su calidad musical. En alguna oportunidad emitió declaraciones sobre ser cercana a algunas ideas de la derecha política, mientras que en otro momento soltó a través de su cuenta de Twitter una frase que, según la artista, se malinterpretó como pro anorexia, lo que le valió una avalancha de críticas y a las que respondió aclarando que sólo se trataba de un malentendido. Frente a las quejas sobre sus opiniones extra musicales, la española cree que “cuando uno tiene una dimensión pública es imposible que controle lo que proyecta, uno tiene que ser libre en todo momento y muchas veces esa libertad lleva a que se te juzgue rápidamente porque no hay espacio ni voluntad de dejar súper claro quién eres tú. Creo que sería muy utópico llegar a explicar a todo el mundo quién realmente eres y en qué están basadas tus opiniones. Como esto es imposible y un día me di cuenta que tenía una dimensión pública y cada vez que abría la boca para decir lo que fuera se malinterpretaba, decidí que ya estaba. Decidí que la vida que a mí me interesa estaba muy por encima y alejada de todo eso y que no iba a hablar más de esto. Para mí estas cuestiones al final son mucho más banales de lo que me interesa que es vivir mi vida y hacer mi música, y al final es algo anecdótico que se queda ahí”, asegura.
Mucho se teoriza y debate por saber qué tan directamente relacionados están el arte y la política. En este sentido, la opinión de Lourdes es categórica. “Yo creo que hay cuestiones prácticas que no entran en el arte, en el sentido de la vida más puro y más honesto, porque al final la política, aunque está en todo, en cada desición que toma uno, pues es una cuestión más práctica y el arte es de todo menos práctico”, indica.
Otra arista dentro de su proyección como música tiene que ver con su rol como compositora solista que, de hecho, hizo estallar en la prensa ibérica la idea de una nueva ola de cantantes folk, allá por el año 2008, junto a nombres como Anni B Sweet. “No sé si puedo hablar en términos de roles, puedo hablar de prototipos de mujeres que han hecho música desde, no sé, hace 50 años hasta ahora, que es como todo el tiempo de la cultura pop. El papel de la mujer en cada época ha ido cambiando, siempre nos gusta menos el tiempo en el que vivimos y preferimos más el anterior. Supongo que ahora hay de todo ¿no? Lady Gaga escribe sus canciones. Es autora y no tiene nada que ver con Javiera Mena, por ponerte un ejemplo súper local. No existe un rol concreto, hay algo que representa a cada tipo de mujer, supongo”.
Por otra parte, con su experiencia en haber pasado de un sello independiente español (Eureka) a haber firmado con una disquera multinacional, parece ser que la cantante ya ha podido saborear lo bueno y lo malo de la cambiante industria, más ahora, en tiempos de graves crisis en Europa. Hernández se refiere a la forma en que esto puede estar afectando a la escena española. “La crisis sí está condicionando la gestión pero no la creación artística, no a nivel musical. Ha habido una subida del IVA, hay grupos que antes giraban a una pequeña escala y ahora lo tienen cada vez más difícil, tienen menos beneficios y la situación es más dura”, declara. Y en cuanto a una escena que haga eco de la crisis reinante, Lourdes explica que no podría hablar sobre la orientación del autor español hacia esas temáticas. “No existe una cuestión reivindicativa. Uno hace lo que sabe, lo que le sale y, evidentemente, hay condicionamientos. El arte que me puedo tomar en serio es aquel que viene muy de dentro. Ese que necesita salir y cada uno tiene sus motivaciones, pero en España no se ha llegado a eso. Quizás queda un rato para que eso pase, tiene que haber una asimilación del momento. Creo que actualmente no, no lo he visto aún”, aclara.
Para Lourdes, la composición es más intimista, según sus propios argumentos tiende a fijar la mirada en el interior más que en los contextos o relaciones macro. “Lo principal es que una canción necesite salir. No es que tú te sientes a hacer una que te apetezca. Llega un momento en el que estás sintiendo una necesidad muy gorda de deshacerte de algo, y esa idea que alimenta a la canción, engloba al proceso y la supera. A posteriori puede parecer que hablas de algo concreto, pero no es así en un comienzo”. “A nivel inmediato puedo decir que escribo sobre mi vida, sobre mis relaciones con las personas y, en concreto, sobre mis relaciones de amor. Puede ser que cuando analizo mis canciones en términos más profundos, me doy cuenta de que esos no son los únicos conceptos que están alimentando las canciones, que hay como una verdad propia, una manera de entender las cosas y motivaciones que dan lugar a la música. Creo que cada uno trata de aglutinar su máxima verdad y ponerla en su trabajo, entendiendo verdad como todo lo que se percibe y cómo se entiende el mundo”, remata.