El 9 de septiembre sale al mercado The Beatles: Rock Band. Un nuevo integrante de la franquicia creada por los genios de Harmonix Music System, compañía norteamericana que desarrolló los dos monstruos que actualmente dominan el rubro de los videojuegos musicales: el ya mencionado Rock Band, y Guitar Hero (actualmente a cargo de la compañía Neversoft). Ambos juegos se basan en un concepto muy simple, la ejecución virtual de una serie de canciones, sin instrumentos "reales" de por medio; en otras palabras, llevar el air guitar a las consolas electrónicas, quitándole el ridículo y dando al usuario la posibilidad de compartir la experiencia con quien desee.
Simple. Y tremendamente lucrativo.
De por sí, un videojuego de los cuatro de Liverpool es un negocio de proporciones monstruosas. Pero no es el único que se enfoca exclusivamente en una banda: ya existe el Guitar Hero: Metallica, y el Guitar Hero: Aerosmith. Además, también hay versiones enfocadas en las leyendas del rock, y en canciones de los ’80, entre otras tantas variantes. ¿Suficiente? Para nada, ya hay un Rock Band: Unplugged, con temas en formato (electro)acústico, y se está preparando Rock Band: Japan (sólo con grupos nipones), que, lo firmo aquí y ahora, si sale al mercado va a superar las ventas de cualquier juego en este rubro.
Además, hay un factor que hace de todo este negocio algo aún más grande: la posibilidad de descargar canciones para ir agregándole a tu juego que ofrece R.B. El abanico de posibilidades se abre, así, ad infinitum. Pearl Jam, como parte de la reedición del Ten, puso a disposición todos sus tracks para descarga. Y la próxima semana pasará lo mismo con el Chinese Democracy de GN’R (sí, yo también pensaría que es un error, pero los números avalan la idea. El disco ya lleva más de medio millón de copias vendidas). Las ganancias suman y siguen, ¿no te parece?
En todo caso, el fenómeno de las consolas y la música no es exclusivo a estos últimos años. Data de décadas atrás. Su base de gestación, de hecho, son los audiojuegos de los ’70. Con el paso del tiempo, ha adoptado un montón de variantes distintas: juegos de baile, manejar bandas (sí, ser manager), editar videoclips (¿recuerda a los Kriss Kross? Tuvieron videojuego en los ’90, y es horrible). Inclusive ahora hay simuladores de sintetizadores KORG para sistemas de juego portátiles. Una clara señal de que esto se está disparando a niveles estratosféricos. Y eso sin considerar las bandas sonoras de todos los demás juegos, que hace rato pasaron de ser música de 8 bits a una posible e inmensa ventana de exposición para cualquier músico o banda.
Hay incluso quienes creen y afirman que los videojuegos son el próximo MTV. Eso aún está por verse. De lo que no queda duda, es que su relación con la música le ha dado cada vez mejores resultados… y mejores ventas. Números que con The Beatles: Rock Band (y un eventual Rock Band: Japan) bien pueden superarse a sí mismos.