La historias de The Shaggs es tan absurda y fascinante como su propia música. El grupo fue formado en 1968 por tres hermanas Dot, Betty y Helen Wiggin (a las que algo más tarde se les uniría otra más, Rachel), por la voluntad de su padre, Austin. Pero no fue por el talento desbordante que veía en sus hijas, como fue el caso de los hermanos Wilson, su padre y los Beach Boys. No. Años atrás, a Austin le leyeron la palma de la mano y la quiromántica le dijo que se casaría con una mujer rubia, que tendría varias hijas y que estas se convertirían en estrellas de la música. Las dos primeras predicciones resultaron ser ciertas porque lo que Austin pensó, ¿cómo no serlo la última?.
Cuando ya eran adolescentes, sacó a sus hijas del colegio, compró instrumentos y comenzaron los ensayos. Era el año 1968. Aunque no era su vocación, por complacer a su padre iniciaron una de las más desastrosas carreras musicales que se recuerdan. En 1969 editaron su único disco, Philosophy of the World. El disco no sólo fue un fracaso que nunca llevó a las chicas al éxito, sino que fue recibido con sorna y burlas y, con el tiempo, catalogado como uno de los peores discos de la historia. Tras la muerte del progenitor la banda dejó de existir a mediados de los setenta.
Hasta aquí una historia de fracaso más. Pero un tiempo después, entre los pocos poseedores de esa rareza de disco se encontraron gente tan influyente como Frank Zappa o Terry Adams y Tom Ardolino de los encantadores NRBQ, banda epítome del sonido 70’s en pequeños éxitos como ‘Ridin’ in my Car’. De hecho gracias a la insistencia de estos, en los primeros ochenta se reeditó Philosophy of the World y otro disco con algunas demos nunca grabadas de forma profesional.
A partir de ese momento, poco a poco, comenzó un reconocimiento sobre su música y su extravagante historia. Un empuje a que más gente se acercase a su trabajo fue que en la famosa lista de los 50 discos favoritos de Kurt Cobain que encabezaba Raw Power de los Stooges, el disco de las Shaggs estaba en el puesto cinco. En los siguientes año comenzaría un culto mayor por el trío que culminaría con un disco tributo en 2001, Better than the Beatles, con bandas como Deerhoof o Ida. El título hace referencia a una cita (quizá falsa) de Zappa en la que decía que ellas eran mejores que el cuarteto de Liverpool.
Un artículo de Bob Stanley (Saint Etienne) en The Guardian del año 2000, sugería que, en realidad, el problema era que su música no estaba en lo que se podía esperar de una banda a finales de los sesenta, con suntuosas músicas bien ejecutadas y voces armónicas. Su música equivaldría más a esas bandas que podían cantar fuera de tono y que la impericia instrumental se convertía en parte de su irresistible encanto. Piensa en The Pastels, piensa en los Vaselines, piensa en Beat Happening. Todo eso parecía partir, consciente o inconscientemente, de las Shaggs.
Justo por esos años comenzó el rumor de que la infortunada historia sería llevada a la gran pantalla. Diferentes proyectos han sido anunciados para finalmente no realizarse. Primero por la directora Katherine Dieckman (directora, entre otras cosas del video ‘Stand’ para R.E.M.). En los primeros 2000 también hubo rumores de que Tom Cruise llevaría a la pantalla el artículo Meet the Shaggs, publicado en The New Yorker por Paul Wagner. Pero no pasó. Más tarde, en 2011, se anunció que las hermanas Fanning, Dakota y Ellen, serían dos de las Wiggin en la gran pantalla en el retomado proyecto de Dieckman, pero tampoco consiguió la financiación para llevarlo a cabo.
Finalmente en 2013 se anunció que Ken Kwapis, un discreto director muy centrado en las series televisivas, sería el encargado finalmente de ilustrar esta curiosa biografía. Aunque en ese momento se anunció que sería inminente, nada menos que hasta este final de 2018 ha tenido que esperar para, al fin, obtener la luz verde y el proyecto ya se encuentra en fase de preproducción bajo la dirección de Kwapis.
La protagonista elegida será Elsie Fisher, la encantadora protagonista de una de las mejores películas de este año, Eighth Grade, por la que algunos la sitúan como un nombre a tener en cuenta en la temporada de premios cinematográficos que se vienen en los próximos meses, incluidos los Globos de Oro y, quizá, los Oscar. Ella ya ha dado muestras de ser capaz de encarnar a la perfección la inocencia inconsciente frente a un mundo hostil que demanda cualquier historia que pretenda ser fiel al espíritu de las Shaggs.
Aunque Helen murió en 2006, este nuevo culto hacia la banda hizo que poco a poco les llegara cierto reconocimiento e incluso fueron invitadas a tocar en algunas ocasiones aprovechando este pequeño renacimiento, la última de ellas en el festival Solid Sound, cuyos curadores fueron nada menos que Wilco en el que las dos hermanas supervivientes en 2017, se unieron a artistas como televisión o Kurt Vile.
Al igual que otros artistas que, en principio, se les tomó por meras excentricidades (el más famoso caso el de Daniel Johnston), la música de The Shaggs continúa siendo desafiante para las convenciones de lo que debe ser un grupo de rock y, a la vez, inspiradora y llena de verdad.