No había mejor momento que un domingo para escuchar la nueva canción de Maifersoni. Si ‘Príncipes’, el primer adelanto del venidero disco, toma la crudeza sonora para un imaginario campal de diez minutos, ‘Pequeño Mortal’ suena a la precuela de esta explosión de muerte y resurrección. Mientras el estreno de hace unas semanas apela a los estados internos irreversibles, hoy podemos conectar con otro pedacito del espectro narrativo y musical que Enrique Elgueta está dejando visible poco a poco.
Es una nueva etapa en la historia del proyecto, una donde lo colectivo termina de lograr la cohesión que sólo fue posible tras abrir los espacios a otros músicos. La gran diferencia entre Maiferland (Acto de Amor), la última placa del 2015, y el disco planeado para este año, es cómo se nota que hay una banda conformada detrás de los minutos presentados.
‘Pequeño Mortal’ fue grabada en simultáneo con todos los instrumentos en vivo, Pipa, Juan Pablo, Daniel y Enrique, todos al unísono, tal como pasó con ‘Príncipes’. El cambio diametral en cuanto a la producción de este trabajo. En Maiferland el proceso fue por pistas con toda la instrumentación a cargo del compositor, excepto la batería. Ahora son cuatro los responsables de dejarnos inmersos en un letargo que no suena frío para nada, todo lo contrario: ‘Príncipes’ y ‘Pequeño Mortal’ traen carga de cólera, las causas y efectos de ella.
“Un futuro fallido fue siempre mi destino” retumba el track de diez minutos. El estreno nos toma de la mano para presentarnos la otra cara del viaje, tal vez ese valle de apreciación donde la vida todavía no te ha curtido, o la perspectiva después-o-antes de la guerra, donde las heridas están terminando de cicatrizar para volver a abrirse, eventualmente. Como el contacto de los perros, que conviven y refuerzan sus vínculos en gestos atribuibles tanto a una pelea como a un juego.
Sonando mucho más sobrio sin perder el gris, porque esto no es una canción de esperanza, son cinco minutos de apreciación matutina, ese momento en el que no da para enfocar la mirada ni despegarla porque el cerebro está muy ocupado pensando en cómo, al final del día, todo sirvió.
‘Pequeño Príncipe es perfecta para un domingo más allá de la obviedad de los arreglos de pajaritos matutinos o las referencias al café. La línea de la guitarra y la cadencia de Ugarte dan ese abrazo necesario de último día de semana, mismo día en el que la cabeza se divide entre toda hecatombe vivida en las últimas 100 horas y la experiencia que dejan los procesos para el futuro. De Maifersoni dándole una vuelta a su arte hasta nosotros, receptores, aplicando el track a nuestro repaso semanal inevitable que nos hace ir a dormir pensando que mañana todo será mejor, y no porque confiemos en despertar en la calma, sino porque ya estuvimos en cientos de infiernos.
Te ves mucho mejor porque has vuelto a nacer, Maifersoni. No sabemos si el perro de ‘Príncipes’ está gritando en defensa de la lucha por comenzar o está avisando la que viene, tampoco sabemos si los perros de este sencillo están jugando o peleando. Son estos animales claves en el relato que significa todo este disco, Enrique prefiere dejarlo al misterio y nos sumamos a la sorpresa de ir construyendo los estados humanos mediante estos personajes, que vienen a aportar otras lecturas a las piezas como tal. Todo a cargo de Pilar Contreras.
Hace un año se grabó ‘Pequeño Mortal’, en CHT junto a Víctor Muñoz. Hoy la tenemos a masterizada por Chalo González y con el diseño de Daniela Iturra, lista y dispuesta para cerrar este domingo, la noche en la que somos más pequeños mortales que nunca, las horas antes de dormir en el que observamos nuestras cicatrices por última vez: las marcas de los conflictos pasados y los que vendrán, antes de elevarnos a la categoría de príncipes. En las últimas horas de domingo, las jerarquías poco valen. Sólo nos queda saber abrigarnos y pensar en lo bueno que fue.
Foto por Carlos Molina