Cuando Paul McCartney comenzó a construir el largo camino que ya ha recorrido en la música, no sólo como intérprete sino que también como productor, la rutina que seguía al grabar discos se reducía a llegar a las “10:30 a.m al estudio para a las 13:30 ya haber terminado dos canciones, tenerlas grabadas, mezcladas y listas. Al final del día te ibas a casa con tres o cuatro canciones hechas”, tal como comentó en la entrevista que entregó a la BBC.
Es este método el que el inglés aseguró extrañar en las nuevas bandas de jóvenes, creadores de sonidos que el Beatle tildó de “lujosos” pero “no ta productivos”, lo que lo lleva a pensar en la necesidad de volver a prácticas más sencillas. Con este fin, McCartney recomendó a las agrupaciones a llegar al estudio realmente preparados: “tienes que escribir la canción antes de ir al estudio. Suena obvio, pero la gente no lo hace mucho en estos días”.
El cantante, que a través de más de 50 años de carrera ha sido parte de la evolución de producción y distribución de la música, además mostró su poco interés en cómo se vende el producto final, ya que es algo que anteriormente ha sucedido con “vinilos, cintas, cassettes, Cds, descargas” y ahora streaming.
Pero en lo que sí mostró interés fue en llamar a los músicos a volver a la parte sencilla del trabajo, “cuando era mucho más fácil crearla”, y de donde nacieron las “canciones que han perdurado tales como ‘Michelle’, ‘Nowhere Man’ y ‘Yesterday'”.