Soy melómano hasta decir basta. Aunque estudio Periodismo, no tengo idea de qué mentiras mostraron anoche en 24 Horas, pero sí leo religiosamente el blog musical del Guardian. Explicar esto es necesario antes de continuar, porque sólo así será posible comprender a cabalidad la molestia que siento. Hecha ya la aclaración, estos son mis descargos.
¿Por qué los críticos musicales, periodistas o no, insisten con poner notas o estrellas en sus reseñas? Considero un acto de suma arrogancia darle un par de vueltas, si es que lo hacen más de una vez, a un álbum y tener el descaro de calificarlo bajo quién sabe qué parametros (en caso de que existan). Es decepcionante que mis contemporáneos caigan en este vicio, sin cuestionar siquiera su absurda naturaleza. Me refiero a la generación que administra todo tipo de sitios web. Los medios tradicionales, a mi parecer, ya son causa perdida en cuanto a generar información musical de calidad.
Lo único que pido es sensatez y respeto. Así de simple. Tampoco planteo que sea necesario llenar de epítetos elogiosos un disco cuando nos desagrada, pero me cuesta sobremanera comprender el afán de escribir cientos de palabras, para finalmente rematar con números. Creo que la falta de manejo en el tema, junto con la escasez de prosa (ambas comunes en la crítica actual), son los grandes culpables de la conservación de tan arcaica costumbre.
Es injusto que una trabajo, conseguido con dedicación y esfuerzo, sea maltratado así como así. Un poco más de humildad, señores, por favor. Cualquiera que se precie de amar a la música, debería saber que un disco es una obra artística y, como tal, uno jamás termina de apreciarla en su totalidad. Calificarlas con estrellas o notas es cerrar de manera tajante una historia que merece un final abierto. ¿Hasta cuándo van a seguir haciéndolo?