Durante la madrugada de Chile, los perfiles oficiales de David Bowie en Facebook y Twitter anunciaban un mensaje desolador. El artista de 69 años que sacudió la música moderna falleció el domingo 10 de enero, víctima de cáncer.
January 10 2016 – David Bowie died peacefully today surrounded by his family after a courageous 18 month battle with…
Posted by David Bowie on domingo, 10 de enero de 2016
“David Bowie ha muerto en paz hoy rodeado de su familia, después de una valiente lucha de 18 meses contra el cáncer. Mientras muchos de ustedes compartirán la pérdida, pedimos respeto a la privacidad de la familia durante su duelo”.
El comunicado impacta aún más debido a que la noticia de su enfermedad no había trascendido y el artista acababa de publicar un nuevo álbum hace sólo tres días, así, el estreno de Blackstar coincidía con su cumpleaños número sesenta y nueve, el vigésimo sexto disco de su carrera. Además, el mes pasado estrenó Lazarus, la otra teatral del Off-Broadway, escrita por él y con nuevas canciones compuestas para el espectáculo.
Si la estética oscura de este nuevo trabajo nos intrigaba, canciones como ‘Lazarus’ toman otro cariz el día de hoy. Jamás reduciremos esta última obra a una simple despedida pues, claramente, es mucho más que eso. Aunque Blackstar relata el hecho de abandonar ciertos lugares, de declamar desde otra dimensión, de un adiós, también es una revolución. Inspirado por Kendrick Lamar y queriendo alejarse de hacer rock and roll -tal como explicó en algún momento Tony Visconti, productor- hasta el final el músico fue bastantes pasos más allá en cuanto al uso del sonido y la composición de sus letras.