El dúo chileno tomó ocho años para dar con su segundo LP. Un disco en el que el caos y la incertidumbre toman protagonismo en lo musical, acompañadas por la guitarra, el piano y las vivencias como fuerte. Un trabajo que logra refrescar con madurez la propuesta de Marineros.
Qué cercano se siente O Marineros, el disco debur de Sol y Cer, que nos dejó deslumbrados durante su estreno en 2015. Eso sí, ya pasaron ocho años. El mundo, Chile, y Marineros ya no son lo mismo. Eso queda demostrado en este, su segundo esperado disco de estudio que lleva por nombre Al calor de un sol que acaba de morir.
Son 9 canciones que nos dan muestras melódicas de los cambios que han enfrentado Cer y Sole, quien en esta pasada también estuvo encargada de la producción junto al reconocido Cristián Heyne. El resultado es un viaje emotivo que suena a mutación; años de cambios, crecimientos y dolores, que conviven con la guitarra y el piano, dos elementos protagonistas de la placa.
Pero no sólo de decisiones concretas vive Al calor de un sol que acaba de morir, pues en él también podemos escuchar la decisión del caos, de dejarse fluir, desprenderse de lo que se entiende de Marineros y dejarlo avanzar tal caudal que brilla con un sol que muere todos los días en el mar.
“Las canciones tratan acerca de dejar atrás lo que fuimos y mirar dentro de nosotras mismas. Es la muerte de una ilusión y el comienzo de la siguiente aventura”, se lee en la nota de prensa. Una declaración bastante cercana a lo que hemos vivido en Chile durante estos últimos años.
Al calor de un sol que acaba de morir sigue siendo Marineros, pero tiene esa evolución entrañable de reencontrarse con alguien que no vemos hace un tiempo, que vuelve a nuestras vidas con madurez y una que otra herida de la que podemos aprender.
Escucha Al calor de un sol que acaba de morir aquí