La última confirmada para la nueva edición de Fauna Primavera es todo lo que necesita tu corazón para dejar de sentir que estás sola o solo en el camino de hacerse adulto, si es que eso es siquiera algo real. La carrera de la británica lleva bastante, y entre mixtapes, epés, y tres larga duración, se ha ido formando no sólo como una de las raperas a tener en cuenta, también en persona, en mujer adulta o en vías de, una con capacidad de observación y composición ideal para ser esa voz de falsa cordura que a veces necesitamos.
Este marzo, Simbi Ajikawo, lanzó Grey Area, un disco que evolucionó musicalmente respecto a los pasados A Curious Tale of Trials + Persons, del 2015, y Stillness in Wonderland, de un año después. Pero además de pulir las bases y la sonoridad de lo que presenta, también llegó a esa parte de la vida en la que te das cuenta que las cosas están lejos de ser sólo blancas o negras. Tener 25 años y tener certezas definitivas es bastante difícil; y entre el blanco de ser una niña y el negro de ser una adulta, habita el gris, la eterna paleta grafito que sabe de ausencia de luz como de exceso de ella.
En tiempos en lo que todo parece ser las uñas, el filtro, la pena, la pastilla para dormir como recreación, las tendencias en Youtube y las infinitas fórmulas que no se aburren de re-aparecer, Little Simz se atrevió a dejar de buscar el personaje ideal y viral, y se presenta como humana. No un hashtag, no un perfil, no trend. Little Simz es una joven extasiada por no ser una niña y aterrada por la adultez.
En 35 minutos, la compositora destaca con rimas envidiables, frases que puedes abrazar teniendo 20, 25, 29. Ser parte de la etapa gris es un tiro de larga distancia, no son meses de incertidumbre, son años de fantasmas e ilusiones, la inentendible dualidad de dejar de adolecer pero sentir que aún no terminas de agotar los sentimientos injustificados.
Si en su trabajo anterior nos invitó a mirar la vida desde la perspectiva de Alicia en el País de las Maravillas, en el de este año cae como peso muerto a esta historia alejada de la ficción, que es la vida. Y se siente así. ‘Offence’ abre el viaje con esta simulación de tener todo claro, como cuando tienes 16, aunque deja entrever que está lejos de ser así. Eso sí, no teme en exponer que habla desde su pecho y no está ni cerca de preocuparse por los que podrían ofenderse.
Así nos adentramos en un diario de vida dividido por ‘Venom’, un track denso con frases para el aplauso. La vida es una mierda y nunca me he intentado suicidar, dice mientras escupe por qué es, probablemente, una de las voces del rap actual más destacables. Honesta y con este aire análogo que entrega el Reino Unido, Little Simz se va desprendiendo de sus temores para darse cuenta que matar un miedo sólo trae dos más como regalo.
Chispeante y gris, la cantante nos lleva a terapia, repasa a El Alquimista, se proclama reina y jefa, se arrepiente de la confianza, llora sangre por tenerla y vuelve a recuperarla entre inestabilidad emocional, amores, vergüenzas y traumas, todo para llegar a ‘Flowers’, el track-homenaje a todos y todas las muertas con 27 años.
Ella, con 25, se para a pensar en cómo mantenerse cuerda en un mundo como el que vivimos. Jimi, Basquiat, Amy, Robert, Janis, Kurt Cobain: cuando las estrellas mueren jóvenes, toma 27 años darse cuenta que ya ganaste. Nos lleva al coro exigiendo un hit más antes de cerrar los ojos, 3 minutos y 45 segundos para cuestionar toda la existencia y la depre, revisarte, revisitarte, llorar y triunfar, todo para tener la gran resolución: cuando llegas a este punto, ya ganaste, porque no cualquiera sobrevive al área gris.