Con 84 años se despide Isao Tomita de esta tierra, y nos deja como uno de los principales responsables de llevar los sintetizadores hasta Japón y transformar la música electrónica desde 1970. Este fin de semana, el Japan Times confirmó que el pionero murió el pasado jueves en Tokio luego de sufrir un paro cardíaco.
Tomita revolucionó la música con la llegada de su disco de 1974, Snowflakes Are Dancing, una colección de reversiones de Debussy con una vuelta totalmente electrónica, siendo la reinterpretación de ‘Arabesque N°1’ una de las más recordadas y hasta manoseadas para servir de cortina en programas televisivos alrededor del mundo. Es este mismo trabajo que lo llevó a ser nominado al Grammy en cinco categorías, incluyendo aquel que premiaba a la música clásica destaca de ese año.
Desde aquellos cercanos setentas, Tomita trabajó en el acercamiento de Japón a otras culturas, siempre manteniéndose fiel a su gusto por los sonidos y las creaciones que podía obtener de una máquina, como lo hizo en el 71 cuando un desconocido Moog III se instalaba en su casa para iniciar este viaje musical que lo llenó de reconocimientos y a nosotros nos dejó con una veintena de trabajos y bandas sonoras para entender la mente del japones líder del género.
El padre de la electrónica que salió de las aulas universitarias y se encontró con la música popular murió trabajando en una última composición para ser bailada por hologramas.