“Decía un cantante que ningún ‘siempre’ dura eternamente”, parte la publicación de Delorean, proyecto electrónico español que en las últimas décadas se ha encargado de darle más de una vuelta a sus sonidos. No sabemos si están hablando de Jorge González, pero ya lo decía el ex Prisioneros: nada es para siempre, y eso es lo que nos viene a decir los de Zarauz.
“Nuestra carrera no tuvo un comienzo claro, ocurrió como quien no quiere la cosa, a base de consolidar de forma progresiva un camino incierto. Es obvio, no fue fruto de la simple espontaneidad, sino de toda una serie de pequeñas decisiones, cuyo objetivo no era otro que el de ser fieles a un deseo de componer canciones, hacer discos. Después de todo este tiempo, nuestra aventura, o andadura, acaba de forma consciente y clara, con la tranquilidad que da la unanimidad de una decisión compartida. Acabamos, pues, siendo también fieles a lo que la música y el arte son o deberían ser, hacer lo que uno quiere, querer lo que uno hace”. Este es el primer párrafo de una despedida digna, que deja seis discos, un par de hits indiscutidos y un homenaje a Mikel Laboa, que se transformó en el último larga duración, estrenado durante el año pasado.
En la publicación final, Guillermo Astrain y compañía hacen un repaso por los éxitos fuera de su natal país, la fortuna de conocer un poco más el mundo gracias a la música, su equipo de trabajo, y por sobre todo, el público que los acompañó en estos casi 20 años. Con conciertos de despedida y con ganas de más, se termina el proyecto de los españoles que bien conocieron Estados Unidos en la formación de su carrera, puente que los hizo llenar salas y hacerse de un nombre en la prensa internacional, llegando con su música a rincones bien lejanos de su casa, como este mismísimo Chile.
Puedes leer nuestra opinión sobre Muzik, el virtualmente último largo de Delorean, quienes apuntan al trabajo del año pasado como un paréntesis de su carrera, que al parecer se transformó en el punto final. Por suerte las canciones no dicen adiós.