Es en la década de 1950, con la irrupción de Elvis y el rock and roll, cuando por fin aparece la figura del joven en la historia de la humanidad. Por primera vez los jóvenes intentan diferenciarse de los adultos, no sólo en su manera de vestir, sino que también en su manera de pensar y de ver la vida. Pero es recién en la década posterior que todo aquello realmente explota. El hipismo se vuelca cada vez más en la sociedad, y con ello la psicodelia, el consumo de drogas, la paz, el amor, y el rock and roll. Y en cierta medida ese es el transfondo que trasluce el documental “Pink Floyd, A Technicolor Dream”.
Enfocado en el underground británico de 1967, y en los personajes clave de ese movimiento, el documental se centra en un evento en particular denominado “14th Hour Technicolor Dream” donde confluyeron alrededor de 41 bandas y artistas variados como Yoko Ono, haciendo su mítica performance “Cut Piece”. Pero sin duda el punto memorable y legendario de ese happening fue la presentación de Pink Floyd al amanecer. A esas alturas, la banda se había convertido en el emblema de todo el movimiento underground de la época, y era evidente que su presentación era el plato fuerte y simbólico de todo lo que el evento quería representar.
Por otro lado, una de las virtudes del documental, es que da cuenta de la vida de Syd Barret, el mítico integrante y fundador de Pink Floyd, quien por el constante abuso de drogas psicoactivas (como el LSD), terminó retirándose de la banda. De alguna manera Syd Barret pareciera ser la metáfora, la personificación individual de todo el movimiento psicodélico londinense, ya que fácilmente se puede hacer un paralelo entre su propia vida, y el surgimiento y la posterior decaida del movimiento.
“Pink Floyd, A Technicolor Dream” da cuenta de una generación de jóvenes influenciados por la generación beat (notable es ver las imágenes de esa especie de asamblea literaria repleta de jóvenes esperando escuchar las lecturas de poetas como Allen Ginsberg), por la psicodelia, el rock and roll; y que efectivamente, por más cliché que suene a estas alturas la frase, querían cambiar el mundo, a pesar de que ello terminará en gran medida consumiéndolos. Por eso hacíamos la analogía entre Syd Barret y el movimiento.
“He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por la locura, famélicos, histéricos, desnudos arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en busca de un colérico picotazo”
Allen Ginsberg, EL AULLIDO
Vídeo: Trailer "A Technicolor Dream"