Ennio Morricone, compositor italiano considerado leyenda por el nivel y la cantidad de sus trabajos, ha fallecido hoy de julio en su ciudad natal de Roma, a los 91 años de edad.
Su nombre normalmente es asociado con el género cinematográfico del Spagetthi Western, ya que se hizo conocido con las bandas sonoras que hizo para la trilogía de películas de Sergio Leone: Por un puñado de dólares (1964), Por unos dólares más (1965) y especialmente El bueno, el malo y el feo (1966), siendo esta última la cinta que le dio un sonido reconocible al Western, que antes era recordado como un montón de vaqueros gringos con dentaduras perfectas, pero que ahora se recuerda con la cara Clint Eastwood y la música de Morricone de fondo.
Pero decir que su legado musical equivale solamente al Spagetthi Western sería un nivel de reduccionismo criminal, ya que el compositor italiano hizo durante su vida la banda sonora de más de 400 películas, siempre poniendo la mezcla entre la imagen y el sonido adelante, diferenciándose de los músicos tradicionales para hacer carrera como un músico especializado en temas para películas.
El compositor también trabajó en películas tan clásicas como Cinema Paradiso (1988), Los Intocables (1987) y La Misión (1986). Todas películas reconocidas a nivel internacional y que elevaron a Morricone al nivel de un maestro de las bandas sonoras.
Las dos útlimas películas mencionadas le valieron nominaciones al Oscar por Mejor Banda Sonora Original, al igual que su trabajo en Days of Heaven (1978), Bugsy (1991) y Malena (2000), lamentablemente no ganó ninguno de estos premios, por lo que su primer Oscar llegaría en 2006 con un Oscar Honorifico a su carrera pero que fue tomado como un “premio de consuelo” por lo que la verdadera revancha llegó 10 años después, cuando en 2016 por fin ganó la ansiada estatuilla por su trabajo en The Hateful Eight (2015), de Quentin Tarantino.
Vale recordar su carácter que lo hizo colisionar en una oportunidad con el mismo Tarantino -uno de los directores que lo ayudó a volver a plantar su nombre en la palestra- con quien trabajó en la banda sonora de Django Unchained (2012), pero a quién luego atacaría en declaraciones por la prensa por no tener respeto por el cine, al incluir rap dentro de las canciones que suenan en Django, una película que se supone es de época. Por suerte el par pronto se reconcilió y trabajó codo a codo en la ya mencionada The Hateful Eight.
Pero como si esto no fuera poco, el legendario compositor también tiene relación con algunos artistas y músicos que han demostrado su agradecimiento por él. Recordemos que Morricone también escribió algunas canciones para artistas como Paul Anka, Mina, Milva y Andrea Bocelli. Y que incluso salió de gira en 2013 junto al proyecto de Mike Patton: Mondo Cane, un tour que los trajo hasta Chile en un extraño concierto marcado por los retrasos y supuestos pleitos en backstage pero que los asistentes disfrutaron de igual manera.
La noticia la dio a conocer su amigo y abogado, Giorgio Assumma, quien compartió una carta escrita por Ennio Morricone antes de morir, en donde se despide de sus seres queridos y agradece a los fans que siempre le han dado fuera. Te dejamos la carta completa a continuación:
Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto.
Pero un recuerdo particular es para Peppucio y Roberta, amigos fraternos muy presentes en estos últimos años de nuestra vida.
Hay sólo una razón que me empuja a despedirme de este modo y a tener un funeral privado: no quiero molestar.
Saludo con mucho cariño a Ines, Laura, Sara, Enzo y Norbert por haber compartido conmigo y con mi familia gran parte de mi vida.
Quiero recordar con amor a mis hermanas Adriana, Maria y Franca y sus seres queridos y hacerles saber cuánto las quise.
Un saludo lleno, intenso, profundo a mis hijos Marco, Alessandra, Andrea y Giovanni, mi nuera Monica y a mis nietos, Francesca, Valentina, Francesco y Luca.
Espero que entiendan cuánto los he amado.
Por último María (pero no última). A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar.
Para ella, mi más doloroso adiós.