Fueron elegidos por MTV como la canción del verano cuando corría el 2011, es una de las bandas preferidas de Billboard en la categoría alternativa, y sus integrantes se convirtieron en los reyes de videos virales con millones de visitas por cada sencillo. Walk The Moon se apronta para debutar en nuestro país como parte del cartel del Lollapalooza de este año, y su bajista, Kevin Ray, nos contó cómo ha sido este recorrido entre redes sociales, guiños a los ochenta, y diversión.
Un día estás con tus amigos haciendo música en tu casa y al otro día tienes más de 78 millones de reproducciones de un hit que no para de sonar en todas las radios. Algo así ha sido la experiencia del cuarteto que desde el 2010 está inmerso con formación final en el mundo de los lanzamientos y las giras, aunque de energía en vivo ya tenían bastantes historias para atrás.
“De pronto esto se volvió mucho más que nosotros. Sí, empezó como un grupo pequeño que quería hacer buena música y ahora se transformó en algo internacional y te vas dando cuenta del poder que tiene la música para conectarte con otras personas alrededor del mundo. Es increíble y es una locura”, analiza el músico responsable de esa tonada tan pegajosa titulada ‘Anna Sun’, que hace cinco veranos atrás los elevó al tal nivel mediático que lograron convertirse en una de las revelaciones del Lollapalooza Chicago de aquel año, escenario que volvieron a visitar el pasado 2015.
La sensación y necesidad de conexión y comunión es uno de los ejes de Walk The Moon en todos sus aspectos: sus letras celebran el vivir el momento y la amistad, sus redes sociales son base constante de inspiración porque es donde sus fanáticos depositan sus sentimientos e ideas, y su show en vivo se convierte en un ejercicio al que, al parecer, es difícil asistir sólo como un espectador lejano sin mucha disposición a la interacción.
“Nosotros no crecimos realmente en medio de esta hiperconectividad”, comenta el músico de 29 años, “cuando éramos adolescentes no escuchábamos la música como lo hacen nuestros seguidores, y tampoco teníamos las facilidades que existen hoy para seguir a las bandas, pero es algo a lo que te puedes acostumbrar demasiado. Ya lo decía, nos encanta estar en frecuencia con la gente, sobre todo con la que disfruta de nuestro trabajo, entonces estamos en el momento idóneo para beneficiarse de esta proximidad de ideas que existe, por muy lejos que estemos”.
Y entre tanto feedback está la necesidad de divertirse, otra de las banderas de presentación de Nicholas Petricca, Eli Maiman y Sean Waugaman, que llegan a Santiago con ‘Shut up and Dance’ como principal éxito a nivel mundial, con casi 200 millones de visitas de su video en Youtube, y ganándose un espacio en los reproductores de su grupo de fanáticos en Chile que cada vez se hace más grande, gracias a la rotación por radios y presencia en Internet.
“Nuestra música es autobiográfica, y como nacimos a finales de los ochenta, nos encanta el baile que esta época tenía y cómo se expandió a nuestra juventud durante los noventas”, responde Kevin cuando su sencillo perteneciente a su último disco, Talking Hard, sale a colación.
“Estas raíces con ganas de divertirse se suman a la necesidad de ver a la gente de la primera fila y de la última con una sonrisa. La idea es que logremos volar sus mentes, que dejen sus problemas atrás por un rato y que se conecten con nuestra energía y buenas vibras”, y de estas ganas de entregar un momento grato es que las letras se transforman en himnos a la esperanza con sonidos pop electrónicos, pintados para una tarde veraniega como tantas ha regalado Lollapalooza, a lo largo de su paso por nuestra capital.
De pronto se inspiran en The Police -de quienes sacaron su nombre debido a la canción ‘Walking on the Moon’-, a ratos se nota que crecieron escuchando New Order, y el espíritu de Avicii también hace su parte en su entrega. Walk The Moon quieren entregar un buen rato a punta de sus dos discos que son un reflejo de ellos, de sus fanáticos, y de quienes admiran. Colores, beats, y coros que sin duda serán entonados con pasión por el público de menor edad que asista al certamen, esos mismos que agradecen la energía y cercanía con tanto entusiasmo como algunos agradecen la trayectoria y el tecnicismo musical.