“Estoy en Los Angeles continuando mis estudios, en el Musicians Institute de Hollywood. Gané una beca del Fondo de la Música para entrar al Audio Certificate Program. Básicamente, me llamaba la atención aprender más sobre manejo de audio, aquí está lleno de estudios y he tenido la suerte de poder conocer lugares muy interesantes como Eastwest Studios, United Recording y Boulevard Recording, lugares con mucha historia de los que puedes aprender simplemente viendo cómo están armados. Me interesa mucho hacer discos y sacarle el rollo a diferentes maneras de abordarlos”, explica Vicky.
Su experiencia conociendo las salas es quizás lo que más le ha impactado, reconoce. “Uno de mis momentos preferidos ha sido estar en la sala donde grabaron Pet Sounds, que es mi disco favorito del mundo. Casi lloré. Más allá del glamour falso que tenga un lugar por haber tenido a bandas grandes grabando, te paras ahí y como que te da una cosita en el corazón. Yo vengo de Punta Arenas, qué chucha. Un día estás cantando en festivales estudiantiles, pestañeas y estás donde estuvo parado Brian Wilson haciendo uno de los mejores discos de la historia. En otro de los estudios hicieron los doblajes y la mezcla del The Wall, la mezcla del Rumours y todo el proceso del So Tonight I Might See de Mazzy Star y, claro, estai ahí, agarrai una guitarrita y pensai ¡conchatumadre Stevie Nicks respiró aquí! ¡Hope Sandoval dame tu fuerza!”.
—En esos momentos, quizás, ¿crees que se nota que la precariedad que hay en Chile respecto a la música también tiene que ver con el registro de ella? Porque tú allá llegas a los estudios y conoces su historia, quiénes grabaron, qué discos nacieron ahí y acá puedes estar pasando por un lugar importante y nunca lo supiste.
“Sí, es algo que me gustaría hacer ahora también. Por el momento, solo tengo las fichas de grabación de todas las bandas con las que he trabajado en Lautaro, pero me gustaría llevar algo así como un diario, solo para uso personal, ja, ja, ja, ja. ‘Usamos esto, grabamos así esto otro’. Si pudiera tener un álbum de fotos sería increíble, que es algo que hacen muchos ingenieros acá. No sacan muchas fotos de las bandas, eso lo separan brígido, pero sí de los equipos. A mí me encantan los libros de estudios y de los procesos. Lo encuentro increíble”.
La cultura de la producción musical en Chile es muy escasa y precaria. Si nos situamos a analizarlo, además, desde la paridad de género dentro del área, es posible ver que aún en el 2018, siguen existiendo muy pocas mujeres productoras. Las que existen, se producen a sí mismas normalmente y cuesta verlas haciendo lo mismo para otros proyectos. La primera vez que Victoria produjo un trabajo para otra persona completamente sola fue para Jevi EP de Dadalú.
Luego, esta lista ha ido aumentando, produciendo para proyectos como Osorezan, Aneurisma, Pájaro de Mal Agüero y Noizu, ‘Hombre el espacio’ de Martina Lluvias, que grabó y produjo junto a Jack Endino. También ha grabado con Yajaira, Amanitas, Adelaida, Prehistóricos, Niños del Cerro, Maifersoni, La Bestia de Gevaudan y All Tomorrows, entre otros.
“No me gusta pensar mucho en que soy la única, porque lo encuentro medio ególatra. Pero estoy consciente de que no hay muchas mujeres más trabajando en esta área. Mi idea es poder eventualmente abrir un espacio para que hayan chicas que aprendan sobre la producción de discos y todo lo que involucra. Me encantaría que haya algún punto en que Chibi meta ruido por ese lado, en que hayan cabras que estén pensando en hacer algo así y se motiven. Y ser un espacio abierto a compartir las cosas que ya sabemos”, explica.
“Estando acá he conocido a muchas mujeres brígidas que trabajan en la industria y es tan lindo, se ven tan seguras de lo que hacen y debe ser que el mansplaining acá está cuático. Tienen como, no sé, otro brillo. Son demasiado admirables. Trabajan muchísimo y lo logran. Es esperanzador. Y te dicen eso, trabaja más, dale hasta que lo logres y se interesan por conocer el trabajo de otras mujeres también”, explica.
Dentro de todos los procesos que Victoria está viviendo en Estados Unidos, también se concretó la idea de crear Chibi Records. De hecho, puede que hayan sido también catalizadores. “Estando aquí pude conversar con hartas personas sobre la posición en la que están los músicos independientes en Chile. Comenzó a interesarme la idea de trabajar por mejorar las condiciones que tenemos los músicos y trabajadores de la música, partiendo por el acceso a registros de calidad de discos y fechas. Siempre quise trabajar con mis amigos porque conocía su talento y sus ganas de hacer cosas, así que les conté sobre el proyecto y comenzamos a juntar nuestras ideas”, relata.
Las conclusiones que sacó respecto a las condiciones de los músicos en Chile “tienen relación con el uso de espacios para tocar y la falta de infraestructura, el ‘¿de dónde sacamos plata para hacer cosas?’. Este análisis lo hago desde mi posición de música. Me preocupa que la situación más común es tener que luchar un poco con la falta de equipos, lugares para tocar, y muchas cosas más. Lo que más me gusta de todas las conversaciones que he tenido sobre esto es que me han motivado muchísimo para buscar ideas y encontrar formas de trabajar con las que nos sintamos cómodos para levantar el proyecto”.
“Estamos concentrándonos en mover todo desde nuestra trinchera de freelancers buscando los resultados más visibles que podamos tener. La verdad ahora no podría definirte bien una lista de cosas, porque igual acá es todo full marketing e imagen y eso no me gusta tanto, me interesa poder mover estos discos y canciones desde la base de que nos gusta el valor artístico que tienen, vamos a ver cómo se van dando las cosas”.
*Foto: Wilda Farías